miércoles, 31 de diciembre de 2014

La gaseosa griega

Una de estas noches de alfombra afgana y arbolito de navidad con sus estrellitas parpadeantes y gracias a la excelente oferta televisiva, superpoblada de inteligentísimas autoridades con interesantísimas historias que contar, acompañadas de soeces risotadas y palmetazos (es la televisión que tenemos) sucumbimos a los encantos de una exquisita película, en un canal de pago: Antes de la medianoche, (tercera entrega de una interesante trilogía) cuya acción se desarrolla en una bellísima Grecia rural, alejada de los sobadísimos circuitos turísticos comerciales y ajena, por la sabiduría de uno de sus protagonistas, a la cruel crisis que la/nos azota desde hace años y que su dirigente clase política negaba y falseaba (nos suena). Se plantean en sus dinámicos diálogos, cuestiones referentes al feminismo, al compromiso y a la conciliación familiar, al amor, al sexo y a la religión; todo ello con un trasfondo social muy reconocible hoy en día, gran crisis de valores, en cualquier ámbito local. Resulta, además, el entorno geográfico, por mediterráneo, muy próximo a lo nostro, a lo balear.

De resultas del desarrollo de la película, he acabado identificando el sano ejercicio de hacer un peloponeso con el jugoso y apetecible bocado de practicar un "simpa" de prole y salir corriendo, con tu propia, sin maletas ni neceseres, a un hotelito apartado, a ser posible en idílico lugar y discutir apasionadamente, en pareja, sobre el por qué de  todo (El perquè de tot plegat, de Quim Monzó) para, finalmente, redimirse con la dulce confirmación de sentimientos que el vertiginoso transcurso de los días impide disfrutar.

En esa reflexión me hallaba cuando por la radio escuché la noticia sobre la posible convocatoria, para este mes de enero, de elecciones generales en Grecia. Y, gracias a Dios y a todo el olimpo griego, va a resultar que el experimento con gaseosa nos va a resultar a los españoles gratis total y vamos a contemplar como los planteamientos del Podemos heleno, Syriza, pueden auparle al Gobierno de la nación, desde su arrebato y anunciada voluntad de no atender al cumplimiento de su enorme deuda exterior y de no seguir las directrices de Bruselas, consecuentes con su grave situación, pese a los tímidos datos de inicio de su recuperación. Por contra propugnan echar al saco de la deuda pública todas las necesidades de los ciudadanos griegos. Pues muy bien. Así podremos analizar el resultado en carne ajena. Indirectamente pagaremos las consecuencias porque el rescate de ese transatlántico a la deriva lo pagaremos el resto de los europeos. 

La gran metáfora del crucero en llamas en medio del Adriático, en ruta entre una Grecia arruinada y una Italia que parece estar muy lejos, mientras el humo, la procelosa mar y las trampas en el cabotaje hacen cada vez más difícil el rescate de los pasajeros. 

¿Podemos o nos ahogamos directamente?

lunes, 29 de diciembre de 2014

Unas migas de pan sobre el mantel

Llegó el tiempo de las largas sobremesas, de los menús exquisitos, de los buenos vinos y excelentes cavas o champagnes. No acabamos de retirar las migas de pan que quedaron sobre el mantel de la comida y estamos ya preparados para confeccionar el siguiente manjar. Y así...

Queda, junto a las últimas copas que todavía contienen el último traguito de vino y que no han sido retiradas,  un culín de melancolía, de cierta nostalgia. Pasan los años -muy deprisa- y se van subiendo a la mesa los pequeños cachorros de ayer. Se suceden los roles alrededor del mantel y van llenándose los huecos que fueron quedando, los de aquellos que se apearon en su estación -como rezaba uno de los  más atinados "guasaps" que he recibido últimamente (gracias, Maribel)- a los que echamos de menos durante todo el año, pero especialmente estos días. Rendimos tributo de la mejor manera que se puede hacer al llegar estas fechas; reuniéndonos en torno a la mesa, cuanto más familia, mejor. Como si de un ritual se tratase, vuelve a chuflar la olla express hora tras hora, desde unos cuantos días antes de la gran cita, para obtener litros y litros de caldo de Navidad, elixir de dioses. De fondo, suena, amortiguada por los vapores de la sala de máquinas en la que se ha convertido la cocina,  la monótona letanía de los niños del Colegio de San Ildefonso, confundiéndose con sonidos de carreras y risas de otros niños, los de la casa, escaramuzas de broma entre Peter Pan y el Capitán Garfio, o  entre Mowgli y Bagheera o las atenciones de Nancy con su Kent y sobre todo las aventuras de los Clicks; el circo, la granja, la escuela, el barco pirata... Toda esta tropa, pasillo arriba, pasillo abajo, desde hace tantos y tantos años. El sonido de la Navidad.

Esos juguetes de antaño, esos niños de ayer, se han subido ya a la misma mesa  de los adultos, que también jugaron sobre la misma alfombra de lana que cubrió todos los suelos que acogieron vivienda viva, y comparten ya hoy, el mismo menú, con la vajilla de cada año, con los cubiertos y las copas de los días especiales y han cambiado las ruedas de los cochecitos y los peines de las muñecas por naipes y fichas. Vamos creciendo y los mayores nos miramos a hurtadillas y se nos escapa un brillo en los ojos. La trágica felicidad de la vida que transcurre día a día, la paradójica realidad de cada casa, de cada hogar, las alegrías y las penas,  que dejan sus huellas junto a las migas que quedaron en el mantel.


Quedan huérfanos por unos breves instantes un montón de móviles parpadeando, recibiendo una extensa gama de felicitaciones, de citas, de mensajes de recuerdos de pasadas vivencias, de afectos sentidos, rancios algunos, pero sinceros todos y de emociones compartidas que estos días, sí, alcanzan su objetivo. Nos llegan retales de la vida de hermanos, de primos, de amigos lejanos que hoy, ¡vaya!, no se sentaron en nuestra mesa, a los que no llenaremos su copa con nuestros vinos, pero que siguen ahí, junto a nosotros, como si compartieran la misma mesa y mantel y dejaran sobre él, sus propias migas.

El plato del bacalao

Uno de los imprescindibles cuando llegan estas fechas, en casa, es el bacalao, en cualquiera de sus recetas. Especialmente singular es el conocido por toda mi familia como "el plato del bacalao". Al parecer, sus raíces se remontan a una receta que ejecutaba a la perfección una cocinera que trabajó hace más de sesenta años en la casa de unos tíos nuestros, interpretando a su vez una preparación de un restaurante de Pamplona, que ya cerró,  llamado Las Pocholas, uno de los favoritos, en sus viajes por España, de Ernest Hemingway. Mi madre aprendió a cocinarlo y mi padre a ir corrigiéndolo, supongo, año a año hasta llegar a convertirse en un clásico para cualquier día de la Navidad.

Se requiere un lomo  de bacalao desalado de primera, que iremos desmenuzando en lascas muy finas de tal manera que su tamaño se homologue al de unas patatas cortadas en daditos (max 1 cm.). Iremos sofriendo unas cebollas cortadas muy finas en aceite hasta que alcancen un tono dorado, sin llegar a caramelizar. Cuando lleguen a ese punto, añadiremos el bacalao que sofreiremos muy lentamente, a fuego bajo, permitiendo que vaya soltando su grasa, como un pil-pil lento, sin convulsiones ni agitaciones. En este punto, podría añadirse medio vaso de vino blanco seco. Al tiempo que vamos logrando ese milagro iremos friendo las patatas, que deben quedar doradas y crujientes e iremos reservando. Agregaremos unos pimientos del piquillo asados previamente, e igualmente cortados a dados de similar tamaño que las patatas y el bacalao e iremos mezclando con mucho cuidado todo, poco a  poco para que vayan empapándose recíprocamente las fragancias de cada producto. Haremos una sustanciosa bechamel, abundante, que llegue hasta casi el fondo de la gran fuente de horno y dejaremos reposar para que el bacalao impregne con su aroma toda la preparación. Finalmente cubriremos con un buen queso rallado y hornearemos para que alcance alta temperatura (se ha de tomar caliente) y que una fina y crujiente costra de queso cubra toda la fuente o las fuentes. Este año, en casa, dos fuentes de gran tamaño. 
Gracias mami, abuela.

Otro día, otro clásico. Buen provecho!


lunes, 22 de diciembre de 2014

Otra visita esperada

Hace unos pocos días ha vuelto a primera plana de la prensa, si es que alguna vez se fue, Afganistán. Ha sido con ocasión del viaje sorpresa y relámpago de la Vicepresidenta SSdS. (la grande) junto con el Ministro a la Base de Herat, para pasar unas horas con el personal militar allí desplazado. Lo hemos podido ver en la televisión y sobre todo en la prensa digital, en la información general y en unos cuantos blogs periodísticos, alguno de los cuales muy completos y recomendables.

Removían mi memoria esas imágenes de la entrada del Role 2, que tuve que visitar unas pocas veces para asuntos leves -afortunadamente- y las de ese comedor donde hemos desayunado, comido, cenado y brindado durante seis meses y pico. Y si no fuera suficiente con mis propios recuerdos, mucha gente, mi gente, ha querido sumarse a ese proceso de evocación de mis días pasados en Herat. Gracias, amigos. Irremediablemente me he visto añadido a ese "selfie" tras el brindis por S.M. el Rey y por España. (fuimos casi los últimos en levantar la copa de vino español por D. Juan Carlos I. Ahora es el tiempo de  D. Felipe VI).

No me sorprende el apiñamiento de esos colegas del uniforme pixelado junto a la Vice bajo el "gadgetobrazo" que sustenta el móvil, probablemente aquel, el producto estrella de las ventas de Musa, el tendero del cortinglés de la FSB, al que le compramos relojes, altavoces y teléfonos que han ido muriendo y rindieron tan corto servicio al regreso de nuestra misión. (Al final, poco después de un año desde entonces, sólo funcionan la alfombra y las pashminas, que no requieren recarga eléctria y  algún que otro minialtavoz, que tampoco he usado en exceso)

Conocemos el revuelo que provoca una visita así cuando estás tan lejos de casa y eres consciente de que tu familia y tus amigos tratan de encontrarte en las imágenes que se cuelan en los telediarios y esperan verte con tu uniforme, para mostrarte con orgullo a tus hijos, a tus vecinos, como un héroe de papel de prensa o de píxel luminoso.  Ahí esta papi, ahí esta mami.

En uno de los periódicos publicaron una fotografía que celebré especialmente y que reproduzco un poquito más abajo. Se corresponde con la visita al Role 2 (hospital), a una mujer afgana sentada sobre una cama, charlando con la Vicepresidenta y haciendo de traductora mi querida Asalah (nombre ficticio); la intérprete iraní a la que dediqué una entrada en este blog hace casi un año. Me gustó saber que sigue en la Base, haciendo su trabajo y desearía que para la nueva misión que ha de empezar en el 2015 siga desemeñando su labor junto al contingente militar español.


Al tiempo que escribía esta entrada, sonaba casualmente en la radio una amable sinfonía de Mozart y volvió la mente, volando, a mi despacho de la FSB, a aquellas tardes de cualquiera de los días de la semana, sin desatender escrituras ni cuentas, que quede claro,  disfrutando de la excelente música que me prestó Juan, el legad. Sin duda, todos muy buenos recuerdos.

https://www.youtube.com/watch?v=zHCtXi9mgVU


lunes, 15 de diciembre de 2014

Agónica periferia

Desde que mis hijas empezaron a tener edad de aprender a dibujar piruetas en el aire, vestidas y calzadas del Bolshoi o desde que empezamos a embutir en sus cabecitas el lenguaje de Shakespeare o habilidades con las cuerdas de una guitarra, me he visto obligado a dedicar el tiempo de espera en forzosos paseos por algunos barrios periféricos de Palma de Mallorca. Debería decir que, tal vez por el inescrutable caracter local, todo lo que no sea centro-centro, en Palma es periferia, a pesar de que coexisten barrios que alojan en sus calles una mayor actividad comercial y de ocio que otros.

En cualquier caso no se trata de estos últimos, los barrios a los que yo me refiero, justo lo  contrario, sino esos otros en los que todo el tráfico peatonal o rodado resulta siempre de paso. Mantienen un pulso muy lento, especialmente grave cuando se cierne sobre sus calles la decadente y triste luz del invierno. Sus aceras son estrechas, nunca excesivamente aseadas, ni en buen estado de conservación, ni tampoco muy beneficiadas por el trato de los servicios municipales de limpieza. Por ella transitan, en la mayoría de las ocasiones en las que yo paseo, personas mayores; unos, en pareja, cogidos de las manos -amor sólido-, ella en zapatillas de paño, de las de estar por casa y bata de franela. Otros, meramente abandonadas al cariño y compañía de una pequeña mascota, esos perrillos mil leches de andares viejos y cansados, paseos en los cuales, parece tirar más el amo que el propio perro, con una correa innecesaria - ¿dónde te vas a ir?- que apenas eleva su triste mirada al cruzarse un extraño con ellos, que apenas olisquea ya en los alcorques.

En las plantas bajas, locales comerciales vacíos, con los cristales opacados por la suciedad y alfombrado el suelo de sus entradas con cartas y diarios amarillentos que nadie nunca llegará a leer, empapelados con una gran profusión de carteles con una leyenda de significación única; todo en venta, alquiler o traspaso...no hay actividad. Hoy abren un local de frutas, mañana de venta de chuches, bebidas y pan de baja calidad. Negocios que duran cuatro días y que mudarán en breve a la misma condición que los que los rodean. Bares vacíos, asfixiados por una excesiva y paupérrima oferta y una baja demanda. Muchos locutorios con ofertas de venta de refrescos de cola a euro "la tirá". Y los "chinos", múltiples y atiborrados bazares del siglo XXI, con olor a humedad y plástico,  donde venden, todavía hoy a precio de conveniencia, productos de pésima calidad y muy corto recorrido y que permanecen abiertos pese a que, incomprensiblemente, de sus ventas viven varias familias.

Oscurece la tarde y me entra el frio en la garganta y avanzando los minutos se ven menos peatones y menos luz en las plantas bajas.  Si miras hacia arriba, en esos barrios, además de ver cientos de muñecos colorados colgados de las ventanas (nunca he sabido si pretenden entrar o salir huyendo) y guirnaldas luminosas de colores, te das cuenta de que nadie hizo un verdadero esfuerzo por armonizar la construcción de esas horribles fachadas en un entorno más agradable y vistoso. Por contra, brotaron como obra del mal gusto, edificios de variadas alturas, colores e indefinidos estilos. Y luego, cada vecino, cada propio, cerró y remató su terraza, coladuría o balcón como le salió del güito, que diría Alfredo Z., sin que se hiciera respetar lo más mínimo disciplina urbanística alguna, ni recomendación de comunidad de propietarios, ni sentido común, ni estética. 

Peatones de colores y lenguas diversas en calles con una ornamentación navideña deslucida que inclina muy poco a la alegría; cuatro rótulos luminosos, con mensajes ya manidos, que transmiten euforia cero, trasnochados, separados entre por sí por todo un año litúrgico, por más distancia de la que separa la opulencia luminosa navideña del centro-centro de esta agónica perifeferia. ¿Por qué ponen esos adornos tan pobres en estas calles, papá?

Para aislarme ligeramente, acabo calzándome los auriculares y me regalo un poco de música bullanguera, deseando que llegue el final de la clase y poder volver a casa.

martes, 9 de diciembre de 2014

Madrid

De forma express, casi sin preaviso, que mal nos tratan, coño, (no, no es cierto, todo lo contrario) me citan en Madrid, para formar parte de la presentación/demostración previa a la puesta en marcha de los procesos de gestión de facturación electrónica en nuestro ámbito profesional. Viaje relampago, ida y vuelta, en modo lluvia, sin pausas...

Madrid, para mí, siempre es una vuelta al pasado, un ajuste de cuentas, un paseo por Serrano. No me importa ya la ciudad, me importa su gente, la que va en metro, desde el aeropuerto, con su móvil incrustado en sus dedos, en sus ojos, en sus oídos. Envuelto el viaje subterráneo en miradas esquivas. Todos miran, pero nadie ve, no importa el grupo, no importa el que tienen enfrente. A cada parada se sucede un entrar y salir de extraños, individuos de todas las razas y condición, solitarios, individuos sobre los que recae un momento de reflexión, tansparentes unos por su aspecto, sobre los cuales es divertido imaginar a lo que se dedican; enigmáticos otros, impenetrables sus apariencias.

Si lo que te lleva a Madrid es un deber profesional, es una inmensa ciudad que puede resultar pesada. Desde el primer momento, tras emerger a la superficie en un plomizo día gris y lluvioso, resulta asfixiante. Mucho tráfico, mucho semáforo, muchos taxis y autobuses, todo ello bajo un inmenso chubasquero amarillo fosforescente, histeria de ambulancias, maullidos de sus sirenas. Transeúntes huyendo de sí mismos, a gran velocidad, esquivándose entre sí, bordeando los charcos de las aceras, parpadeando al ritmo de la fina lluvia...ruido, mucho ruido.

Madrid me gusta, pese a que desde Palma, en cualquier época del año, me resulta difícil acertar respecto de qué ropa llevar.  Resulta incómodo porque suelo equivocarme; jamas coinciden las temperaturas y acabas pasando o mucho frio o mucho calor.  Somos un tanto provincianos, Jaime, efectivamente. Esto me transmite cierta hostilidad, pero resulta pasajera y acaba uno adaptándose enseguida y está deseando desmelenarse a cañas y tapas, que de eso entienden un rato.

El vivo ritmo de la gran urbe me  engulle y aprendo a sortear los roces de los peatones y a andar como uno más, a esa velocidad; no existe el paseo, corre! corre más...!

Nadie parece forastero, nadie lo es, creo. Todos somos Madrid. No es que resulte hospitalaria, es que a nadie le importa de donde uno venga, no imponen usos, no restringen hábitos, puede hablarse de todo y en cualquier lengua, no debe callarse uno nada, puede rotularse en chino o en zulú y no pasa nada. Qué envidia!

Se distanció hace mucho tiempo de Barcelona, donde la gente es de una pose mantenida que llega a producir hormigueo, donde hay que ser catalanísimo hasta para comprar el pan o pagar un taxi, aunque uno sea de Tegucigalpa, de Burundi o de Orihula del Tremedal. Es cierto que esa cruzada es mayoritariamente propia de los políticos, porque al final, al peatón del Paseo de Gracia y parece que ya, a partir de ahora, a muchos ciudadanos que han visto la luz de Freixenet (el resultado de sus ventas esta Navidad va a como un referendum) les va a empezar a importar menos lo catalán y mucho más lo español. Al final, pese al proceso de más de treinta años de catalanización de todas las capas sociales, deberá imponerse la lógica y el buen entendimiento. No es necesario faltar ni ofender. Cataluña es Cataluña, pero también es España. 

Ja ho verem!









No venía a cuento, pero este cielo del viernes pasado en Palma no tenía desperdicio

lunes, 1 de diciembre de 2014

Amor, amor. Amor sólido, amor líquido

La primera vez que oí hablar de ello fue hace unas semanas (será que soy muy bruto), uno de esos sábados en los que sujeto el arnés de mi alboreo insomnio al cálido acompañamiento de la radio. A través del minúsculo pinganillo escuchaba un programa en el que la mayoría de los tertulianos coincidían, pese a la sonora expresión de sorpresa de su presentadora, al afirmar que el "amor para toda la vida" - amor sólido- estaba condenado a la desaparición; hablaban de él como si se tratara de una especie en peligro de extinción y, por contra, cada vez con mayor presencia, se imponía el "amor líquido", que inicialmente me sonaba muy claro y evidente, pero que llegado el momento resulta que, sin ser exactamente el "aqui te pillo....aqui te mato" de toda la vida,  se articula bajo una renuncia, expresa o tácita, al compromiso y la responsabilidad de una relación estable basada en fuertes y, en mayor o menor medida, sólidos vínculos afectivos.

Atraído por la controversia, me dispuse a escuchar la exposición de  los argumentos que sustentaban esa opinión, a sabiendas de que de esa manera liquidaba cualquier mínima posibilidad de recaer en el foso del sueño merecido,  por ser el sábado un día entregado al proyecto de no tener que madrugar en exceso.

Al parecer y como un hecho irrefutable, en la excesivamente consumista sociedad actual, el ritmo de vida del ser humano, en su concepción personal, voluntariamente resuelta a proyectarse de manera individual y aislada respecto de los intereses comunes del grupo, resulta cada vez más incompatible con una relación permanente de pareja y, mucho menos, familiar. Tan sólo por su necesidad de interrelación sexual, en todo caso y huyendo siempre  de un compromiso vocacionalmente estable y vinculante, este individuo (hombre o mujer, indistintamente) es capaz de alcanzar un tipo de relación en la que en nada o en muy poco interviene el afecto, ni tan siquiera de manera fingida o simulada. Por contra, se orienta, esa relación, a constituirse como un lazo sencillo, en el mejor de los casos, fácil de deshacer y cuya interrupción no debería acarrear desgarros emocionales graves, nunca al menos para ambas partes, aunque muy posiblemente, una de ellas, sí pueda resentirse y pasar a ser víctima de frustrantes consecuencias. Una nueva factoría de infelicidad.

Indagando, gracias a internet, en este giro social en el concepto tradicional del amor, encuentro que parte del reconocimiento científico de esta teoría se debe el pensamiento del sociólogo polaco que acuñó el término, Zygmunt Bauman, en su libro Amor líquido. Acerca de la fragilidad de los vínculos humanos. Ed.: Fondo de Cultura Económica, Madrid, 2005,  del cual destaca una frase contundente que te escupe el monitor nada más teclear el nombre (resultando sin premio ni mérito el afán investigador)  "...vivir juntos-por ejemplo-adquiere el atractivo del que carecen los vínculos de afinidad. Sus intenciones son modestas, no solemnes, ni están acompañadas por música de cuerda ni manos enlazadas. Casi nunca hay una congregación como testigo y tampoco un plenipotenciario del cielo para consagrar la Unión. Uno pide menos, se conforma con menos y, por lo tanto, hay una hipoteca menor para pagar y el plazo del pago es menos desalentador."

Lo cierto, al final, es que contemplando a nuestro alrededor nos encontramos que esta teoría es muy susceptible de fácil constatación y sin necesidad de alejar mucho el objetivo de nuestra mirada.

Ligeramente aturdido, desde la gravedad de la angustia que provoca la oscuridad de las reflexiones nocturnas, pese a la tenue penumbra de la habitación y confuso por saberme condenado a la desaparición, me desprendí de mi pinganillo, abandoné mi almohada y me abracé al todavía a esas horas cuerpo durmiente de mi mujer, mi esposa, confiando poder disfrutar de una justa ración de nuestro amor sólido esa mañana de sábado.

lunes, 24 de noviembre de 2014

El año, seis mil visitas, como medida de muchas emociones

El 25 de noviembre del pasado año inauguraba este blog y publicaba mi primera entrada. Me sorprendió desde el primer momento el grado de aceptación y de atención obtenida entre los destinatarios del correo electrónico en el que, cada lunes,  he ido enlazando el acceso a este pequeño rincón. Durante este año he clickeado la pestañita de "publicar" de la página de plantilla, en cincuenta y siete ocasiones y el pasado martes, poco después del mediodía, alcanzaba la visita seis mil. Es decir, hasta seis mil veces, unos cuantos familiares, amigos y conocidos han pinchado el link y accedido a cuanto en el blog he dejado escrito. 

En primer lugar, apabullado por el dato, sólo puedo darte las gracias. Gracias a tí por tu paciencia, por tu benevolencia, por tu comprensión, por tu amabilidad, por tu constancia, por tu indulgencia y por tu generosidad. No voy a desgranar cada uno de los motivos en los que baso mi gratitud, porque se resumen en sólo uno; el afecto. En mayor o menor medida, el que sientes hacia mi persona y a cuanto he dejado escrito, proporcional, debo pensar, a tu grado de proximidad, en función del parentesco consanguíneo o político, la amistad, el compañerismo o el mero conocimiento.

El que me conoce bien, sabe que, en general, no suelo abandonarme a la práctica de la autocomplacencia y se la desaconsejo, ahora que están en una buena edad para formarse en lo positivo,  a mis hijas cuando, satisfechas por el resultado de su esfuerzo, creen tener legítimo derecho al almibarado y excesivo, en ocasiones, halago de padres, abuelos y tíos. Tengo, creo, por contra, un elevado grado de autoexigencia y un notable espíritu crítico hacia mí mismo en terrenos sobre los que desarrollo mi expansión personal, profesional y de ocio. No suelo quedarme nada conforme, por ejemplo, cuando el punto, el brillo, el aroma o el sabor de una paella a una sencilla tortilla de patatas,  no alcanza el punto que considero adecuado al menos exigente de mis comensales. Ni cuando después de exprimirme como un loco sobre la pista de tenis, dándolo todo, considero que debería jugar mucho mejor de lo que lo hago, aunque el resultado sea victorioso y mucho menos cuando, finalizada mi jornada laboral, me queda la duda de si el trabajo ejecutado ha estado a la altura de las circunstancias y al mínimo nivel de exigencia en cuanto a su eficacia, eficiencia y efectividad.

Repasando alguno de los posts ya publicados sigo comprobando erratas, errores, faltas y, en ocasiones, suficiente motivo de desinterés para el lector, como para abandonar su lectura. Pero están escritas en un momento en el cual quería expresar esa opinión, esa emoción o ese sentimiento. Mis dedos vuelan sobre el teclado de la vieja olivetti y picotean, letra a letra, palabras y símbolos, saltos de línea y acentos de forma que suele colarse algún gazapo o faltón. Releo el borrador mil veces y mil veces corrijo antes de publicarlo y no ha habido ocasión en el que al verlo ya volcado en el negro del blog, no me haya abducido un intenso rubor al constatar algún garrafal error. Escribo con el diccionario de la RAE abierto en la barra de tareas del monitor y no dudo en consultarlo cuando la ocasión lo recomienda. Aún así, se me filtra entre las yemas de los dedos la cagadita de mosca y acudo rápido al editor de la entrada para corregir y actualizar. 

Ya ves, me lleva mi tiempo escribir y publicar en el blog y he llegado a cumplir el año y a recibir seis mil visitas. Siento ese apabullante dato como un reto que me lanza conjuntamente ese bloque de destinatarios, aunque cuando escribo, lo hago pensando exclusivamente en tí, en agradarte, en expresarte íntimamente lo que luego tu lees y aunque te cueste creerme, te veo ahí, leyendo, veo tu cara y te doy las gracias por estar al otro lado del blog.

Gracias, de verdad, desde el corazón. 

lunes, 17 de noviembre de 2014

Me empieza a importar un bledo.

Me acerco a pasos agigantados a una edad y una situación en la que todo está empezando a ajustarse a su importancia, a su urgencia y a su prioridad. El sentido del bochorno, o de la vergüenza  empiezan a resbalar por mi espalda por las mismas arrugas por las que lo hace la espuma del moussel y el agua que la aclara. En otras palabras, como un fínísimo sastre que va tomando medidas al maniquí, la edad me va posicionando en donde quiero estar y me ahorra esfuerzos absurdos por intentar atenuar algunos de mis matices personales, algunos brillos (pocos, lo sé) y muchos lunares que durante muchos años, como todo hijo de vecino, he tratado de escamotear para, más que nada, no molestar al prójimo. Eso a lo que mi sabio padre llamaba, no exento de cierta sorna, el respeto humano y nos lo decía, o yo empecé a escuchárselo, cuando él tenía mi edad actual. Joder, ahora lo entiendo. Con los años, exteriormente vamos pareciéndonos más a nosotros mismos, a como sabemos que somos realmente y lo que vamos ganando en experiencia y en sabiduría (cuando se da el caso) lo perdemos en diplomacia. Y nos importa un bledo, claro.

Llego a este punto para manifestar que en lo político, en lo social, en lo profesional no tengo ya por qué morderme la lengua por lo que pienso y , cada día menos, empieza e importarme muy poco si lo que digo lo van a compartir los que me escuchan o los que me leen. No significa esto que me haya propuesto ofender a nadie ni a resultar molesto ni hiriente, ni que me vaya a despelotar en público ni a  quedarme en gayumbos; que no cunda el pánico. Simplemente va a resultar posible que puedan acabar aplicándome ese criterio por el cual abandonamos la crítica hacia alguien,  y abogando por una mayor comprensión hacia él, justificamos lo que dice o lo que hace con el socorrido; "...bueno, es que ya conoces a merenganito, es que él es así". Pues yo,  a partir de ahora, me lo pido,  "es que yo, soy así". 

Le diría a  pabloiglesias y a su peña,  que no es que les tenga miedo, es que conociendo el paño de nuestro pueblo, estoy acojonado. Y mira que no tengo ya mucho que perder, puesto que mientras pueda ir amortizando mi hipoteca y no se me vaya mucho la olla, creo que no alcanzaré los números rojos de Gallardón, aunque luego, al día siguiente de sus lloriqueos, le ventilasen videos (y cargos publicos que se lo permiten) que le acreditan como un buen gourmand de nécoras gallegas, esas que no son ni Bosque verde ni deliyplus, ¿verdad?

Es bien cierto que hasta ahora la franela y las buenas lanas de unos y las panas y la arruga gallega de otros, han salvado la estructura del Estado. Lo malo es que nos ha salido carísimo en comisiones y chanchullos y el que no está imputado por lo penal, esta señalado por lo poco ético o por lo indecente. Ahora bien, si esto ha municionado a los chicos de la asamblea, vamos "apañaos". Ojito, que vamos a ver unos cuantos millones de votantes desengañados, hartos y mucho joven antisistema que ve reflejado sus anhelos de lucha y su desapego por la política en ese movimiento populista. 

También sentí mucha lástima el otro día por un balbuceante y supongo que ofendídisimo senador ciu-catalán, tembloroso (casí llorón) e inseguro, leyendo con dificultad un papelito, sujetado con sus dos manos como si le resultara difícil retenerlo, en el que diseccionaba y repasaba los hechos y las afrentas padecidas (como si fuera la lista del súper) por sus conciudadanos en relación al 9N y menos mal que el Presidente tenía algo más en la agenda y nos ahorró más balbuceos improductivos;  ¡qué suerte! ¡qué alivio! que enfrente tenía esa tarde a Soraya SdS, qué buena, a la que no le tembló ni el pulso ni el flequillo y, sin papelitos mal redactados ni peor leídos, le puso las peras al cuarto; clarito, sin pamplinas., Olé!

lunes, 10 de noviembre de 2014

Ya no estábamos tan solos

Especialmente durante los dos últimos meses, al final de nuestra misión, la FSB se había transformado en una estación de enlace, en un intercambiador donde iban y volvían vuelos con cientos de pasajeros y desde donde se embarcaron cerca de cuatro mil toneladas de material para su repatriado a territorio nacional. La actividad en los puntos neurálgicos del "Camp Arena" era frenética. Los hombres del CATO, el personal de control aéreo y el equipazo de Aereotransporte parecían multiplicarse cada día y resultaba imposible cruzarse con ellos por la Base en las horas de asueto. Estaban agotados por las duras jornadas de sol a sol e incluso desde antes de que amaneciera.  En las horas punta del día, cerca del mediodía, con temperaturas todavía muy elevadas, salir más allá de los confines de la zona de vida y tomar la carretera que llevaba al aeropuerto suponía estar dispuesto a tragar mucho polvo, debido al constante tráfico de todo tipo de vehiculos pesados que se desplazaban hasta las diversas plataformas de pre-embarque, llevando todo ese material.

Al alba, el rugido de los Antonov que casi de forma milagrosa tomaban y despegaban en la precaria pista de la Base, rasgaba el silencio de la noche y ponía punto final a mis escasas horas de sueño, provocando que de un salto pusiera los pies en la tierra y comenzara una nueva jornada, a new day in paradise...como solía repetir el gran jefe, como una frase esculpida y repetida hasta la saciedad en cada uno de los anteriores relevos.

A medida que se iban consumiendo las semanas que faltaban para finalizar nuestra misión crecía tambien el nerviosismo y algo la ansiedad por el inminente regreso a casa. Quedaba, no obstante, mucho por hacer todavía. En los corredores de la Base, a según que horas, el tránsito de personal uniformado, de nuestro contingente y el de la de Qala-e-Naw, del Ejército de Tierra, próxima a su cierre definitivo, era incesante; desde una panorámica aérea, probablemente pareceríamos afanosas hormigas en un caótico y disparatado desfile. Los más ociosos, aquellos que ya habían rendido su misión y estaban a punto de subir la escalerilla que llevaba hasta el interior del avión de Air Europa, andaban jubilosos y mataban el tiempo haciendo deporte o sentados en la terraza de la cantina. Otros, los que estabamos todavía pendientes de recibir a los compañeros que nos iban a relevar, cada cual en su puesto respectivamente, evitábamos movernos entre tanto walking dead, que es como se reconocía en la Base al personal que paseaba erráticamente a determinadas horas del día, más adecuadas para estar trabajando en lo propio del cometido para el cual estaba comisionado cada uno de nosotros.

Tan sólo poco antes de la una del mediodía me sumaba a este trajín, corriendo, siempre corriendo,  devorando los escasos seisceintos metros que separaban mi zona de trabajo del corimec de descanso. La finalidad no era otra que sacar mi entidad corporal del sedentarismo de la jornada laboral y montar la red acoplada al cable de acero trenzado que montábamos en la pista polideportiva para jugar a tenis, para cruzarnos la pelota amarilla de un lado a otro de esa pista, Rafa, Juan y yo, disfrutando de manera insólita de este maravilloso deporte en esas tan especiales circunstancias, ahí quisiera haber visto a Nadal o Djokovic.

Llegó el día en el que aterrizaron nuestros relevos a los que, como ya le dije personalmente a Antonio, esperábamos con los brazos abiertos, y no se trataba de una frase retórica. Les esperábamos de verdad, por muchos motivos, porque significaba estar a punto de volver a casa, porque además, en mi caso, mi relevo es un excelente compañero y amigo, con el que habria preferido compartir toda la misión, más allá de darnos el relevo, de haber trabajado con él. Que llegara ese día significaba volver a ver la Base absolutamente poblada, al límite de sus propias costuras, con dificultades en los horarios de comedor, de gimnasio, del café o de la cerveza de después de comer o después de cenar, respectivamente. Pero también significaba desatar muchas emociones entre los compañeros del contingente, desatar una euforia contenida, porque probablemente se acercaba el momento en el que muchos de nosotros nos despidiéramos de forma definitiva, siendo ya muy difícil que la amistad y la relación resultante de esta maravillosa experiencia no se fuera diluyendo con el paso de las semanas, de los meses siguientes, como así está ocurriendo, a pesar de la constancia de un chateo de whatsapp, de algún que otro blog y de unos pocos correos electrónicos. 

Hasta prácticamente el último día no hicimos el "traspaso de poderes", por lo que pude disfrutar casi hasta el final de la suficiente carga de trabajo como para evitar que el exceso de ocio hiciera crecer inútilmente mi ansiedad. 

A menudo me preguntan si volvería a pedir la misión y mi respuesta no es muy clara. Por muchas circunstancias que se dieron, no me importaría pero por muchas otras, creo que no. Al margen de las familiares que pesan y mucho, porque sería imposible que coincidiera con un grupo, con un caudal humano similar al que me tocó entonces. Mas claro, agua.

Eran los pirmeros días de noviembre, ya no estábamos tan solos, ya estabamos más cerca de casa...ya ha pasado un año desde que regresamos.

lunes, 3 de noviembre de 2014

Hasta los güevos

Lo de nuestra clase política no tiene nombre, bueno si lo tiene, pero yo  no debo pronunciarlo. Lo que si puedo decir es que estoy hasta los mismísimos güevos de ser un pobre paria que se desayuna, almuerza o cena, día sí, día también, un nuevo caso de corrupción, si es que se puede llamar corrupción y no expolio directamente. ¿Cómo no vamos a estar atascados en esta crisis, que no es solamente económica, que es de decencia, de valores, de honradez?

Puestas así las cosas, en un pais donde se evapora el dinero público, donde se generan comisiones vergonzantes y donde algunas entidades financieras riegan sus consejos de administración con tarjetas "to pagao", va a resultar imposible salir del atasco en el que nos han embutido. A nadie va a extrañar que el populismo alce a lo más alto a aquellas opciones políticas surgidas de la noche a la mañana, en una madrugada donde los sistemas de control de legalidad del gasto de algunas comunidades autónomas y ayuntamientos dormían a pierna suelta. No se explica que puedan agujerearse los cimientos de un Estado, a bocados, desde el interior del propio Estado. Nos están robando las vigas (la grifería ya se la llevaron) desde dentro, porque, al parecer, el propio Estado ha desactivado las alarmas antirrobo.

¿Qué nos queda ya por perder? Mi amigo Jaime me abroncaba la otra tarde porque con mi actitud de desprecio y pérdida de confianza en este sistema (lodazal) me aproximo a quienes desean, desde la calle, desde movimientos de origen y carácter asamblearios y planteamientos propios de ciertas repúblicas sudamericanas, dar un vuelco a la situación y acabar con las "castas políticas". ¿Y que hacer? ¿Seguir votándo? ¿A quienes? ¿A los que nos trajeron hasta aquí? ¿A quienes llegaron después con mangueras de bomberos y que apenas sofocado el incendio succionarion lo poco que podía salvarse? Votar, votarles es aplaudirles, es decirles "lo habéis hecho muy bien, machotes!", que sigan así, hasta que le arranquen los pezones a la vaca, a bocados, esta banda de criminales que lucen sus trajes, corbatas y audis, con aires de ricachones provincianos. Pues conmigo que no cuenten, Yo paso.

Luego viene un pollito con cara de más pollito y salen a relucir en primera plana, en papel, en plasma y en lcd, toda clase de álbumes fotográficos, con imágenes del nene con todo tipo de celebritys , desde ex-presidentes, pasando por ministros, presidentes de comunidades autónomas, alcaldes, concejales, banqueros, empresarios de todo pelaje y condición....joder, si ha estado hasta en la sede central del CNI!

¿Qué futuro, qué esperanza nos queda a los ciudadanos de un pais donde triunfan el cohecho y la impostura? Ni el propio Leopoldo Abadía ha sido capaz de contagiarme su entusiasmo positivo en el cierre de su ciclo de conferencias con un epílogo que hoy por hoy no resulta afortunado; "la esperanza". Es admirable la fe del viejo profesor, pero creo que su ilusión no ha calibrado en su justa medida la nefasta y fétida corrupción de esta charca y de muchos de los políticos que ocupan o han ocupado puestos de responsabilidad en alguna de nuestras administraciones públicas.

Estamos en uno de los momentos más delicados, de los que yo tenga consciencia, de los que he vivido, y estamos a punto de presenciar, apenas en una semana, el desenlace, aunque no definitivo, de la tan manida campaña del "nou nou" de noviembre. del dret a decidir, de la consulta, de las urnas de cartón reciclado, de la amenaza de ruptura con el Estado, del devuélveme las llaves de la moto y quédate con todo lo demás.

Que Dios nos ampare!

lunes, 27 de octubre de 2014

Como un azucarillo

El clásico duró muy poquito, apenas media hora. El resto del partido fue un baile. El Barça se diluyó como un azucarillo. Que nadie sospeche, siquiera, que me apeo de este barco. Ya dije hace unos meses que  los culés somos expertos en prolongadas sequías y en largas y tristes travesías por el desierto. Lo más grande de la historia de este club de fútbol lo hemos vivido y disfrutado en televisión digital, a todo color y en alta definición y en mi caso concreto, rodeado de mis hijas, escuchando  a todas horas los pseudo-himnos  guardioleros de Coldplay y The Killers. Para cuando nos ataque la nostalgia podremos recurrir al "youtube" y las imagenes  serán frescas y de buena resolución.

El resultado final no llegó a sorprenderme y pienso que los seguidores del Barça podemos darlo por bueno, o muy bueno; pudo ser mucho peor. Es más, creo que el Madrid desaprovechó una histórica ocasión para dejar a su rival herido y humillado.

Todo lo que en el campo aconteció es fruto de una falsa expectativa de éxito y de una tóxica mezcla  de prepotencia, falta de ambición e inseguridad por parte de algunos jugadores del barca.  Y al final, o al principio, según se mire, el que falla es el entrenador, al cual han aupado a la categoría de profesional serio, con personalidad, con carácter y valiente. Pues ya lo hemos visto. Su alineación me pareció absolutamente desatinada. Incorporar a las primeras de cambio a Suárez, recurrir a Mascherano nuevamente de central, dejar a Alba en el banquillo y colocar en su lugar a Mathieu, debió ser celebrado por Ancelotti frotándose las manos, aunque como si de un espejismo se tratara, Neymar nos adelantara  en el marcador. Tal vez si Messi hubiera estado más letal con el 0-1 a favor las cosas podrían haber resultado de otra forma, pero mi madre no tiene barba ni fuma en pipa y Casillas es el digno portero del Madrid y de la selección española de fútbol por estas actuaciones. 

Mathieu pudo ser alineado para ganar centímetros en las jugadas estratégicas y paradójicamente, uno de los goles vino por el remate de un córner. En defensa estuvo tembloroso y fallón. No fue capaz de sacar una pelota controlada, apenas se hizo un hueco en su banda y erró casi una docena de pases, quedando su equipo a merced de un rival que machaca las contras (esta es una especialidad, no una acusación ni una ofensa).

Suárez no tiene ritmo de competición y un partido de estas características, aunque a estas alturas de competición no se jueguen más que tres puntos, es demasiado significativo y trascendente, desde un punto de vista psicológico, para el equipo perdedor. Por lo tanto deben jugarlo los que más confianza inspiren al entrenador. Luis Enrique se traicionó a sí mismo y recurrió a la chistera pero le salió un proyectil de fogueo. Un petardo.

La presencia de Messi expiró con el fallo ante Casillas y volvimos a ver el fantasma errático y parsimonioso que tarda un siglo en recuperar su posición en campo propio cuando el Barça no tiene la pelota, que al final fueron muchos minutos.

Lo siento, pero me gusta este Madrid; posee un rango de competición excelente para esta temporada y se ve magníficamente  armado; Portero, una defensa muy segura; Kross y James aportan equilibrio y la delantera.....(sólo chirría el exceso de vanidad y narcisismo deportivo de Ronaldo, puaff!!!).
 
Se habrá dado ya cuenta Mourinho que se puede jugar a futbol sin recurrir a sucias patrañas, ni juego violento, ni sobreexcitación de sus jugadores, ni absurdas provocaciones.

En fin, espero que  esta derrota sirva para ordenar el vestuario y el equipo del Barça y asumiendo que queda mucho por hacer, se imponga el espíritu de lucha y sacrificio constante, la seriedad y el fútbol y nos dejemos de chuminadas de niñatos con policías locales, manifestaciones políticas que no tienen nada que ver con el deporte, y otras dispersiones absurdas.

Y por supuesto, apartarnos del halago. En exceso nos lleva a la autocomplacencia, estación de mediocres y donde sólo tiene parada el tren del fracaso. Ojo. 

Dicho lo cual...Visca el Barça! 

lunes, 20 de octubre de 2014

El otoño que no acaba de llegar

El mes de septiembre ha sido uno de los más calurosos de los últimos años. Ignoro, ¿sabrá alguien?, si tal circunstancia tiene algo que ver o no con el cambio climático, pero lo cierto es que en tan sólo dos o tres días del mes de octubre hemos visto bajar ligeramente, hablo de Mallorca, unos pocos grados los termómetros y todo ello, por una tormenta aislada y los vientos  frescos que nos trajeron algo de lluvia esta pasada semana.

Lo cierto es que, teniendo en cuenta las condiciones térmicas dominantes, podríamos haber visitado cualquier playa, bañándonos mar adentro. De hecho, algunas playas locales, las que quedan al alcance de mi vista y, un poco más alejadas, al alcance del guasap, han estado tan pobladas, este fin de semana,  como cualquier día de julio, agosto o septiembre. 


Gracias por la foto de ayer, de La Colonia, Laura.

Esto, no obstante, no parece muy saludable para nuestra economía global. Mientras vamos avanzando en  el calendario, España, Mallorca, va apartándose de un panorama turístico que no logramos desestacionar. Las fechas nos colocan, cada día, más afuera de la ruta de las agencias de viaje internacionales, en la cual, exprimido el verano, sólo permanecen algunos programas para la  tercera edad nacional y extranjera y cruceros, muchos e impresionantes cruceros, cuyos masivos desembarcos de pasajeros no responden, al parecer, a las expectativas generadas en los comercios locales. 

Así, mientras los escaparates se recrean en la moda que nos ha de vestir, gorros  estampados con las manchas  de las pieles de bestias salvajes, para ser calados hasta las cejas ( lo siento amor, pero con treinta grados alrededor de mi cuerpo,  no acabo de verlo), anda la gente con el paso cambiado. Salvo cuatro o cinco ciudadanos reacios al cambio de indumentaria estacional (yo, entre ellos), manifestándose esa resistencia en forma de pantalón bermuda e incluso chancla (chuclina) para el tiempo de ocio, aparecieron los primeros calzados de invierno y resulta sorprendente pasear por el centro y ver descamisados, empolados, despechugadas, vestiditos cortos y minifaldas, abanicos, calores y sudores, derritiéndose por las aceras sobre botines de media caña, tobilleros, con esos pies recalentándose, criaturitas. No sabría muy bien decir qué me resulta más extemporáneo.

Las dueñas y las dependientas de las "boutiques" bostezan tras los escaparates y miran al cielo y a los termómetros esperando que un día de estos reviente el cielo y una gran bolsa de aire frio en forma de ciclogénesis explosiva (que ya nos vaticinan) barra la península de oeste a este, de norte a sur y los archipiélgados (especialmente el balear) y puedan poner a funcionar sus datáfonos; esos por los que no pasaron las tar-jetas de los jetas de cuello blanco y finos modales, las que circulan especialmente de madrugada, entre masajes (pongan y declaren lo que vuecelencias quieran, pero para la inmensa mayoría de descastados que somos los "sintar-jeta", a esas horas, solo puede ser de"puticlú"), orgías de güisqui, puterío fino y demás delicatessen, (las ostras, el caviar y el foie en pelota picada) manipuladas de forma indecente e inmoral por las mismas manos que con su movimiento y expresión firmaban e imponían restricciones, contención del gasto en los hogares, recortes, sacrificios...... Además: qué cutres y miserables; para ellos, sus amigotes y amiguitas (que alguna habrá, seguro), el lujo sin privaciones (Zalacaín, Woman Secret, Loewe...). Para la familia, la compra en Mercadona ya está bien, ya es suficiente. (bosque verde, delyplus, hacendado....) Pagaba el rescate. Hijos de ....

lunes, 13 de octubre de 2014

Qué hastío me produce!

Se me resiste, no puedo aguantar mas de cinco minutos viendo las chapuceras peripecias del personaje gordinflón y grotesco de Santiago Segura. El trailer me basta. No obstante, despues de haber visto ayer parte del "making of", tengo que reconocer que Magdalena tiene razón. Torrente retrata a una buena parte de España y de los españoles (Cataluña y catalanes, también; no se libran, aunque muchos de ellos presuman de ser muy distintos al resto de los españoles). Y como no consigo abstraerme de mi condición de atónito observador de la actualidad, no salgo del asombro y la tristeza que me proporciona el seguimiento de lo que nos cuentan la prensa digital, la radio y la televisión. Parece que estamos en un interminable y agotador proceso electoral en el que cualquiera puede decir lo que le salga de allí con tal de obtener, cuando llegue el momento, el resultado en votos que persiguen unos y otros. Ahora estoy ya mucho más tranquilo sabiendo que cualquier tertuliano arañavotos puede sumergirse en la wikipedia para conocer "a fondo" la enfermedad del ébola y que pueda opinar también de eso, pues no faltaba más, ¿por qué no?, con eso son ya expertos en enfermedades y epidemias y escupirán su violencia electoralista hasta que les aplaudan por la calle esas señoras que salen siempre en los telediarios y que dejan desnudo, en pelota picada, su ilustrado bagaje cultural. La Griso, la Quintana, Jorge Javier, la Esteban, ¿cambiarán el guión de sus "productos televisivos", por llamarlos de alguna manera y nos aportarán interesantísimos datos biográficos de la enfermera de Madrid, de su marido, del perro, de sus vecinos de escalera, de barrio, que puedan ayudarnos a  esclarecer el  diagnóstico yel tratamiento del ébola? Seguro que sí. Reconforta y tranquiliza saber, también, que el alcalde de Becerreá haya pedido explicaciones a la Xunta de forma inmediata, sobre la estancia de la enfermera en casa de su madre, entre los meses de julio y agosto pasado.

Mientras este tedioso panorama se cierne sobre nosotros, nos olvidaremos que la correcta prevención, es decir, lo menos que podemos hacer es no rebajar un ápice nuestra aseo personal; lavarse las manos cada vez que hayamos estado en contacto con agentes contaminantes, (en caso de duda, todos lo son!) cada vez que llegamos a casa de la calle, del autobús, del parque, cada vez que manipulamos alimentos o enseres relacionados con ellos, después de hacer uso del baño, en cualquiera de sus modalidades, no compartir ni vasos ni botellas con otras personas, ni andar besuqueando perritos ni otras mascotas que olisquean culos de otros perritos y otras mascotas, ....joder, todo lo que nos decían cuando íbamos a párvulos. Higiene, higiene e higiene y apagar la televisión. Y eso nadie lo recomienda.

No puedo evitar las náuseas cuando escucho las palabras huecas y el discurso demagógico con el que sacan conejos de sus chisteras algunos personajes que viven sobre un racimo de alcachofas de variado colorido. Estoy harto de que jueguen y trafiquen con mis derechos aquellos que hacen creer a los incautos, que los defienden y los protegen. Olvídense de mi, de mis hijas, de mis intereses; no ensucien mi orgullo con su palabrería de mercadillo de fin de semana,  no insulten a mi maltrecha inteligencia. 

Si no era suficiente todo eso, la actualidad viene complementada, además, con páginas y páginas de datos de locales comerciales, gimnasios, centros de masaje, restaurantes de lujo, clubes de copas donde volaban en sus datáfonos, cientos de miles de euros en formato de tar-jeta negra, opaca, asquerosamente manipulada por cuellos blancos con sus corbatas, cinturones y zapatos hermeses, loewes, luisbutones. Así, tambien yo puedo ser muy elegante, muy cool, muy fashion.

Torrentes!

martes, 7 de octubre de 2014

Feliz cumpleaños, compañeros

Herat, hace un año. Así bautizamos el chat abierto a nuestro regreso de la misión de Afganistán, un grupo de compañeros que compartimos los seis meses y pico de aventura asiática.

Pues hoy, hoy, hoyyyy cumple 75 años el Ejército del Aire y evidentemente no podría decir muchas cosas al respecto, si no fuera por haber estado trabajando con ellos durante esa misión, haber conocido a muchos de los magníficos profesionales que los integran y sentirme un privilegiado por haber podido  sumarme a su esfuerzo por obtener el resultado que se esperaba de nosotros.

Mi primer contacto, en Torrejón, un mes antes de nuestra partida ya me pareció emocionante. A pesar de los muchos años de servicio a mis espaldas, jamás había visitado esa Base. El contacto con su personal, desde el servicio de vestuario, donde me dotaron de toda la equipación necesaria, hasta la organización de las jornadas de preparación a la misión ya me abrieron las expectativas de una gran experiencia.

Después, una vez instalado en Herat, el trabajo en la Base, la organización (gracias, Mario), la explotación y aprovechamiento de sus recursos, la calidad y perfecta formación del personal y el resultado de la misión, corroboraron aquella expectativa. A esto, además, hay que añadir la inmensa fortuna de haber coincidido con un grupo de exquisita calidad humana y, pese a las exigencias de la misión, de gente con ánimo y disposición para saber disfrutar del tiempo de ocio (gracias, leones y leoncita)

He tenido y creo que he sabido aprovechar, la oportunidad de conocer en profundidad las unidades aéreas que integraban el contingente, sus helicópteros, sus aviones, su personal de vuelo, el personal de mantenimiento, el de control aéreo, bomberos, seguridad, abastecimiento, gestión de personal, de intendencia (gracias, SEA)....oficiales y suboficiales, vaya pedazo de tropa! Enhorabuena!

Un placer, compañeros, muchas felicidades, que cumpláis muchos más y que sigamos en contacto.....

 

lunes, 6 de octubre de 2014

Heroes en la montaña, en la carretera, en la mar....en silencio.

Amanece tan pronto
y yo estoy tan solo,
que no me arrepiento de lo de lo de ayer.

Si las estrellas te iluminan
y te sirven de guia,
te sientes tan fuerte que piensas que nadie te puede tocar


(Maldito duende, Héroes del Silencio)



El pasado veinticuatro de agosto debió amanecer muy temprano para Emilio, para Marcos y para JoséApenas después del primer café el aviso de un rescate en montaña aparentemente sencillo. La dificultad, esta vez, la inaccesibilidad de la zona. Otras veces el viento, la lluvia, la nieve, el fuego....la climatología adversa. Nada, no obstante, impedirá el cumplimiento del servicio.

Un maldito instante, un leve roce de las palas de uno de los rotores contra una piedra y el helicóptero se precipitó contra la ladera de la montaña arrastrando en su caida las vidas de los guardias civiles que en ese momento se hallaban en su interior.  La desgracia se ceba nuevamente con el Cuerpo. Atrás quedan sus vidas,  entregadas a la más noble de las misiones, la más abnegada; la ayuda al necesitado, al accidentado, su rescate y su salvamento.

Unos pocos días después, Eusebio, motorista que formaba parte del Servicio de Movilidad y Seguridad Vial de la Vuelta Ciclista a España, fallecía en un accidente mientras se disputaba una de sus etapas.

Cada día en otros lugares, en otros medios, en otros servicios, un héroe silencioso, con el uniforme verde, se juega su vida y en ocasiones la pierde, en el cumplimiento de su deber, de su servicio.

Yo, particularmente, no conocía a los compañeros fallecidos, pero en cada unidad de la Guardia Civil hay Emilios, Marcos,  Josés, Eusebios, dispuestos a cumplir el servicio sin estimar, la mayor parte de las veces, el riesgo que supone para su vida volver a casa con la satisfacción del deber cumplido. Hay miles de héroes anónimos que no se llaman ni Emilio, ni Marcos, ni José, ni Eusebio que se sientan frente a su ordenador, en su mesa de trabajo y se enfrentan a su tarea diaria, pero que no dudarían en salir corriendo en el momento en que fuera necesario socorrer, auxiliar y proteger a quien lo necesitara. Se sienten tan fuertes que piensan ...que nadie les puede tocar

En estas fechas, próximas a la celebración de la Patrona de la Guardia Civil, la Virgen del Pilar, llega el día en el que aprovechando esa festividad  y al final de los actos, hacemos que la corona de laurel bese el monumento a los caídos y rendimos homenaje a su sacrificio, llevando nuestra mano al tricornio o a la visera de nuestra gorra, mientras escuchamos en silencio el toque de oración. Cada año, por una razón u otra, vivo con amarga emoción ese momento. Siempre he pensado que son los momentos en los que con más orgullo visto mi uniforme y saludo militarmente a mi bandera, mirando a lo más alto, recordando a quien ya no está entre nosotros.

Esto es lo menos que podemos hacer  por ellos.




VIVA LA GUARDIA CIVIL!!!!!

  





lunes, 29 de septiembre de 2014

Jarabe de tomahawk

Ya la tenemos liada. Reaparecen las viejas imágenes del lanzamiento de misiles tomahawk desde las cubiertas de las fragatas estadounidenses. En esta ocasión es contra el crimen y contra la infamia cruel del Estado Islámico. Suenan las cornetas del Séptimo de Caballería y una vez más, las Fuerzas Armadas de la gran potencia mundial acuden al auxilio de la humanidad. Cobra vigencia la cita  de Oswald Spengler, que reflejaba Javier Cercas en "Soldados de Salamina": A última hora siempre ha sido un pelotón de soldados el que ha salvado la civilización" . Ya estamos todos embarcados, con el uniforme pixelado en azul y gris, deslumbrados desde el puente, por el llamaradazo del disparo.

La situación no es fácil. La extensión del yihaidismo y la facilidad e impunidad aparente con la que pueden exhibir el logro de sus amenazas no admite la opción de valorar otros métodos menos expeditivos. Hay que ser contundentes, rápidos y eficaces. El orden mundial está en juego y los postulados de estos islamistas radicales están escritos con la sangre de occidentales inocentes, muchos de ellos cooperantes, periodistas, personas cuya imagen difundida por sus modernos medios técnicos, ataviados con un mono naranja, maniatados, arrodillados, provoca la alarma deseada por ellos y nuestra repulsa. Es una provocación, llaman a su Guerra Santa. Y ojito, que el mapa en blanco y negro que nos ha ilustrado mucha información sobre este asunto, durante el fin de semana, deja muy clarito sus objetivos. ( y España, entera, estamos en negro)

Esta amenaza diseña un duro panorama de futuro y, cuanto menos, con terribles consecuencias para nuestra recuperación económica. La economía europea, la economía mundial necesitan, especialmente en estos momentos, estabilidad y orden. Y eso no se logra luchando nuevamente contra el integreismo religioso del Estado Islámico, desde cuantos frentes quieran o pretendan abrir sus miembros. 

Estando así las cosas, España deber ahora librar un pulso legal y judicial frente a quienes se han empeñado en seguir un proceso secesionista, alentando y enardeciendo a una gran parte de la población de Cataluña, para que se les permita dejar de ser españoles. Bueno, pues dejémosles, que quieren ser catalanes, que lo sean. Que se avergüenzan de ser españoles, que no lo sean. Otra cosa es que pretendan, además, adueñarse de mis Pirineos españoles, de mi Costa Brava española, de mi Montserrat española, de mi Imperial Tarraco española....o del lago de Bañoles. Hasta ahí podríamos llegar.

Y que tengamos que aguantar el cabreo del yayo, al que le han pillado con la mano en la bragueta....No. Al Juzgado! Nada de comparecencias en "sede parlamentaria"....al Juzgado y que devuelva la pasta, escolti.



lunes, 22 de septiembre de 2014

Con lluvia, no hay tenis.

Mirando a través  de los cristales, desde primera hora de la mañana, parece difícil que se confirme la previsión de tormenta -alerta naranja- sobre Baleares. El caso es que con esa amenaza, los planes de la semana quedan supeditados a las posibles consecuencias de la lluvia. Y es que en Mallorca, cuando llueve, lo hace con ganas. Si con cuatro gotas el tráfico se colapsa, especialmente en las zonas y horarios de entradas y salidas de clase, cuando diluvia, parece el fin del mundo. El alcantarillado no es capaz de gestionar el volumen de agua caída, los semáforos sucumben y la ciudadanía, poco habituada a las precipitaciones, se desorienta en el caos circulatorio.

Aparece el paraguas y se incorpora a la mochila escolar e impartimos las instrucciones para que, si se da el caso, a la salida del cole, no perdamos la compostura, que al fin y al cabo, sólo es agua, que a veces, parece que llueva aceite hirviendo y perdemos los papeles. 

Al final, como siempre, o cae mucho más de lo que estaba previsto o bien no cae ni una gota y he cancelado inutilmente mi partida de tenis y se me queda cara de bobo, imaginándome tristemente deslizando mis pies por encima de la arcilla seca y polvorienta y llegando a la bolita que me ha lanzado el bueno de Antonio, mi contrincante de los lunes. Y eso me sienta muy mal.

El tenis, por encima de otras valoraciones, es la esponja con la que empapo y escurro mis hostilidades y mi males. Si no hay tenis, algo se me queda en la cabeza y tensiona mis ánimos. Necesito pelear por lo menos dos horitas y rendirme físicamente al final del partido, nunca antes. La mente se refresca, la tensión desaparece y mis piernas trabajan y hacen trabajar al corazón.

En fin, puestas así las cosas, espero que llueva, que caiga la suficiente agua como para justificar que hoy, siendo lunes, la raqueta se quede en el maletero del coche. A ver si el miércoles....

lunes, 15 de septiembre de 2014

La ruta de la piedra y del agua

"Mouchos, coruxas, sapos e bruxas;
demos, trasnos e diaños;
espíritos das neboadas veigas,
corvos, pintegas e meigas;
rabo ergueito de gato negro
e todos os feitizos das menciñeiras..."


No cabe duda de que hay una magia en Galicia que no se da en otras regiones de España. Prueba de ello es el perfecto encaje de estos conxuros en cualquier tipo de celebración en la que se de la masiva presencia (o a veces, ni tan siquiera hace falta) de buenos gallegos. Una boda, por ejemplo, y tras la comida,  una buena queimada y más, si ya es de noche, la llama del aguardiente, "a lume", da lugar a la escenificación del conxuro. Si, reteniéndolos en la memoria, y dejándote llevar por la belleza del bosque gallego, paseas por uno de ellos, te das cuenta de la existencia de esa magia tan especial.

Con motivo de nuestro reciente viaje por las Rias Baixas, nos dejamos seducir por una especial sugerencia que descubrí fortuitamente  en uno de mis habituales paseos virtuales por la prensa digital: la ruta de la piedra y del agua,  un corto itinerario  paralelo al rio Armenteira, entre Barrantes y el Monasterio de Armenteira (s.XII), en la comarca del Salnés, cuna del albariño, que va recorriendo un frondoso bosque de abedules, robles, eucaliptos, laureles, sauces y castaños, intercalados entre viejos y abandonados molinos de piedra. El aroma de tan variada vegetación, el sonido de la corriente y los saltos del agua, a medida que se va escalando la ruta, acompaña al senderista hasta el busto de Gonzalo Torrente Ballester: "A mi, la literatura nadie me la enseñó. La descubrí una vez como en la curva de una rama de abedul el espíritu del bosque columpiándose y riendo"




Y al final de ese camino, la serena visita al Monasterio, respetando el sigilo y el silencio de sus muros, de su claustro, casi sobrecogidos por la soledad -únicos visitantes, nosotros- pensando en la historia de sus piedras.




Queda volver a disfrutar del mismo recorrido en  el camino de vuelta, después de la excelente comida casera en uno de los locales abiertos en el exterior; caldo gallego y sendos guisos de ternera y de gallo de corral, tiernos y suculentos, buen pulpo y albariño de la casa.


  
Volver a Galicia, después de una inacabable espera de tres años supone, en mi ámbito familiar, el reencuentro con un compendio de tradiciones, con sus imágenes consolidadas año tras año, con sus gestos aprendidos y sujetos ya a nuestra memoria, con hábitos que encierran el afecto por una tierra, un aroma y un sabor del que cuesta mucho separarse.

lunes, 1 de septiembre de 2014

Rutina de entretiempo

La exquisita crónica de la corresponsal de Ondacero en Oriente Medio, Jana Beris con la que desayuno cada día, suena exactamente igual que hace diez o quince años. Solo cambian los nombres propios de ese conflicto. El mismo tono de siempre, el mismo sonido lejano, la misma voz de congestión nasal, la misma tónica y desgraciadamente la misma esperanza. Judios y palestinos siguen librando, con sus treguas e interrupciones (ojalá esta sea de verdad), esta batalla de desgaste, de muerte, que apenas logra sobrecoger nuestra conciencia occidental cuando a uno u otro bando se le va de las manos un artefacto, un ataque con mortero, un misil...

Aquí en España tampoco es que varíe mucho la cosa. A la majadería en sede de redes sociales de un politicucho de un partido, le sucede la de otro del partido contrario. A una ocurrencia de un recién llegado al escenario, se contrapone el rancio rugido, que suena más como un eructo ordinario,  de un viejo león del zoo que apenas abre ya su boca para bostezar, presa de su propio tedio.

En suma, nos van recolocando en la conocida rutina de un nuevo curso político, académico, escolar, laboral, y así. Puestos a elegir preferiría la rutina de chanclas y bañador y si acaso, un breve y leve vistazo a los titulares de los digitales que es como leer el periódico en el metro; un traqueteo constante que no te permite leer la letra pequeña y así te libras de tragarte las conclusiones de quien cargó el texto con sus opiniones personales.

Como una aislada maceta de geranios sobre la fiola de una terraza. Así es como quedamos expuestos a todas las inclemencias de la información que nos llega a cada instante; la tele, la radio, el periódico, el wpp del móvil, de la prensa de aquí, de la de Sevilla, de la de Madrid, de la de Dubai, de la de Ferrol, de la de Londres. Nos dan por todos lados y debemos preocuparnos, además, por todo este torrente de información que llega a los dispositivos de nuestros hijos, de los intercambios de sus propias emociones, plasmadas ya, tan jovencitas, en encriptados mensajes, fulanita tal, meganita cual, ahora todo corazones y dentro de un rato todo flechas y dardos, todo ello "emoticonado".

Me acecha una adolescencia consanguinea que me obligará a dormir con los ojos bien abiertos; aleeeerta!!!, que dicen por aquí. Me hago mayor y a pesar de esta rutina de entretiempo me siento vulnerable. El simple gesto de encender el televisor a las nueve de la noche y esperar el breve resumen de las noticias del día, me obliga a mirar de reojo a mis costados, comprobar si alguna de mis hijas está también atenta a lo basura que nos van a echar encima de nuestra alfombra afgana, desde el plasmón HD (con todo detalle, con toda la sangre y violencia) y me preparo a responder con sutilezas o subterfugios a la consiguiente pregunta; ¿que ha pasado? ¿que han hecho? ¿quien es ese señor?, etc. 

Y...¿qué les contestas? ¿qué les dices?

"Cómo hablar, si cada parte de mi mente es tuya,
y si no encuentro la palabra exacta, cómo hablar....,"

("Cómo hablar". Amaral)

(P.D. Pedro y Lola; sé que la vais a escuchar ipso facto. Yo, también, pero la versión que grabó con Antonio Vega, a pesar de la actual polémica suscitada con las pobres tortuguitas de su  videoclip de "Hacia lo salvaje", que nada tiene que ver con lo hecho anteriormente) Rectifico, mi Lola!
                   


lunes, 25 de agosto de 2014

Horchata de chufas

Empieza a decaer el verano, con la perceptible mengua de las horas de sol de sus días, de sus tardes y va cambiando,  poco a poco, la luz de las puestas. Se acerca ya el mes de septiembre y entra en el cuerpo, como si fuera una transfusión, pero por todos los poros de la piel, una amenaza de nostalgia por los últimos chapoteos en el mar que tardarán por lo menos un año en repetirse, por las meriendas junto a la orilla, -tengo muchísima hambre, papá-,  por las cenas a la intemperie, por las estiradas tardes de los domingos junto a la piscina, por la chiquillería alterada y ruidosa, con sus bocas y manos tiznadas por el chocolate y la vainilla de los últimos cucuruchos.


 Desde las rocas de Santa Ponsa, Mallorca



Amenaza tambien la publicidad y nos deja mal cuerpo la campaña de vuelta al cole, con todo lo que ello conlleva; recuperar del fondo del armario los uniformes -todavía de verano, a Dios gracias-, los calcetines, los zapatos, la ropa de gimnasia, las mochilas, los libros y su ceremonia de forrado y marcado, las propuestas y sugerencias de buenas intenciones desde el primer día, la elección de las actividades extraescolares y apuras las últimas y  profundas inspiraciones de aire puro y libre de todas esas cargas.

Del paseo vespertino por el centro de la ciudad, viendo los escaparates de las tiendas, se advierte que van desapareciendo los grandes rótulos y anuncios de rebajas y sobre los blancos maniquís decapitados o pelones (dummies de la moda)  aparece la ropa de "nueva temporada", los verdes y marrones que nos vestirán este próximo otoño y antes de que nos demos cuenta, el crudo invierno.

Pero el colmo de la amenaza es la "inminencia" del sorteo de Lotería de Navidad, y nos apresuran a comprar ya los décimos, como si fueran a acabarse, para que los compremos en el mismo chiringuito donde quedó  nuestra pasta este verano, en cañas y pinchos de tortillas sin huevo, en cafés con hielo y horchatas de chufa y helados para los niños.

Si faltara algún indicio que nos haga reflexionar sobre la decadencia del verano es que empieza la liga de fútbol y vuelven los carruseles, los tiempos de juego, los marcadores y toda su publicidad, sus pitidos, su gol en La Condomina o su penalti en Riazor (aúpa Depor!)  y los gritos injustificadamente exagerados -como si supusiera un mundial- de un jubiloso periodista anónimo que nos informa de que ha marcado Pepín, del Móstoles o del Langreo, no sé, que más da, en el ultimo minuto de-la-pri-me-ra paaaaaaaaaaarteeeeeee.......cuando se iba de su marcaje y tras un rrrrrrechazo del portero visitante, maaaaaaaarca a puerta vacíaaaaaaaaaaa......

Afortunadamente, al tiempo que pasa todo esto, iré preparando mi ruta gastronómica por mis añoradas Rias Baixas para los primeros días de septiembre que me permitirán, entre otras cosas, recuperar casi una hora de luz solar, las meriendas junto a la orilla enarbolada con su bravo oleaje, alguna cena a la intemperie y la contemplación, bañada en buen albariño, de las mágicas puestas de sol atlánticas. Sucumbiré, creo, a la adquisición de mis décimos para el sorteo de Navidad, pero lo que es seguro es que no pediré ninguna horchata de chufas.

lunes, 18 de agosto de 2014

Lluvia de agosto

Me viene al pelo esta lluvia de agosto. Dijo SMFVI que Mallorca es un trocito de paraíso en la Tierra y puede parecer cursi, especialmente para algunos mallorquines, pero efectivamente esto es un paraíso. No obstante, admite matices.

Matices que van desde el infierno de Magaluf y su turismo de clase obrera no trabajadora, ninjas (Leopoldo Abadía) hijos de la Gran Bretaña que pueden permitirse el lujo de pagar unos pocos euros para desmadrarse sin límite alguno y ensuciar nuestras calles con todos sus excrementos, majaderías, gamberradas e ilícitos penales, hasta el supuesto turismo de mayor calidad (muchos de ellos italianos) que alquila su "GO RENT" o similar y acude peregrinamente hasta el mismísimo Faro de Formentor, cualquier día de agosto,  se baña en la estrecha lengua de arena de su playa y llena el parking (8€/coche) del propietario del exclusivo hotel (a mil euros la habitación y desayuno/noche), dejando tras de sí un montón de papeleres llenas y pingües beneficios al hamaquero, al del bar, al armador turístico que aborda la playa con sus saturadas barcazas de excursionistas en colchoneta hinchable y bañador, etc. Pero a quienes tienen la fortuna, la capacidad económica y el buen gusto de veranear en las amables y frescas villas de su litoral les hacen la pascua.

Playa de Formentor
Así es que después de una agotadora jornada de silla plegable, nevera y caminata, anhelando el feliz encuentro con una imagen idílica de ese paraíso en la tierra que no supe encontrar porque estaba llena de turistas, nos queda la dulce tarde de este ferragosto mallorquín, sábado de miles de Palomas y después de una buena fideuá "feta a ca nostra", o sea, por un servidor, disfrutar de la lluvia desde la ventana y cincelar una siesta-festival, aplazada "sine die" desde el pasado duro invierno, cuando las sábanas estaban tan frías y deleitarse con un buen recreo de guerrero estival, luchador aguerrido en pos del merecido descanso.



Luiggi, (M&B FSB HERAT 24 Contingente) aquí te esperamos

Espero que esta lluvia, además de empapar la conciencia de aquellos que vienen a perturbar el orden y la sencilla vida de los mallorquines, llene también los embalses y acuíferos de esta isla, una tanto perjudicados por la "pertinaz sequía" de este verano (cuatro gotas) y limpie las calles de Palma, sucia y polvorienta porque los trabajadores de EMAYA se hallan en plena reivindicación socio-laboral y hay que ir sorteando caquitas de perrito  y otras lindezas en la mayoría de las calles de buena parte de nuestros barrios, aquellos a los cuales no llega el shoping-tourism, pero que intentan pagar sus ibi,s, iva,s etc.

Esta festividad tan mediterránea en una España todavía muy cañí que  ha cambiado de su gran verbena de agosto la banda de música  por el DJ de turno, (Guetta de periferia) con todos los macacos y rihannas poligoneras que, en lugar de bailar pasodobles, se agitan convulsiva y compulsivamente al ritmo electrónico, con su camisetica imperio, blanco nuclear,  impresas sus pieles y arponeados hasta las cejas, grabados en  árabe y japonés indistintamente, y que seguirán su fiesta en su peougeot106amarillotuneado con las mezclas  a tó meter.

Sale nuevamente el sol el domingo, volverán a subir las temperaturas, después de esta pequeña ruptura para cambio de sábanas, repaso de cableados domésticos, planchado de ropa, cejas, uñas, botones desprendidos, lectura sin abanico ni moscas, y  amable contemplación de un cielo abigarrado de nubarrones de toda clase y color.

Nombres que remueven la memoria

La primera que yo recuerdo fue una pequeña y coqueta Iberia blanca. Sobre una de las encimeras de la cocina, resultaba muy atractivo para in...