viernes, 23 de diciembre de 2022

Cuentas de Navidad

No pretendo hurtarle un nanosegundo de gloria a Charles Dickens ni mi relato tiene mayor pretensión que la de devolverles a estas fechas la emotividad que les corresponde. No es en realidad un cuento ni una cuenta. Tampoco una pesadilla, a pesar de que no se me da tan mal el odiado papel de grinch navideño (que llevo tan adentro).

Llega el tiempo de reflexión y de los buenos propósitos. Aunque asociamos estas fechas, cada día más, a la fiesta y a la ingesta continuada de productos gastronómicos, que está muy bien, no vamos a decir lo contrario. Somos humanos y la tentación nos puede.

Es tiempo de familia y de reencuentro, pero es más cierto que es precisamente en estas fechas cuando más relieve cobran las discrepancias y los desencuentros. Lástima.

Reverdecen viejas canciones, no ya los villancicos que para eso están, ensañándose ad nauseam con los sufridos clienteslos centros comerciales. Vuelve Mariah Carey, Boney M y cómo no, Wham (aunque el mérito en exclusiva se lo lleve George Michael). Todo muy retro que nos devuelve a épocas remotas, de feliz inocencia o más allá y nos vemos en el salón de casa, en pijama y bata hasta el cuello, porque hacía mucho frío y en las casas no había más que una sola estufa de butano y el pasillo, con temperaturas glaciares, se recorría a la carrera. Y estrujábamos ya los polvorones porque veíamos hacerlo a mi padre y nos servían un chorrito de El Gaitero para que nos mojáramos los labios y se vestía la mesa con el mejor mantel y la cubertería de plata y se bendecían los alimentos (el eterno plato del bacalao) ... Bendícenos Señor....y aguardaba el momento de abrir los primeros regalos, los funcionales y útiles porque de los juguetes se encargaban los Reyes Mágicos, por favor, y nos enganchábamos hasta el final de la nochebuena a la programación especial de una televisión en blanco y negro en la que siempre salían, todos los años los mismos, Raphael, Lola Flores, Esteso, Pajares, Rafaella Carrá....

Los mayores que nosotros, en su propia nostalgia, retrocedían a lo suyo y resucitaban sus fiestas de elegantes salones de baile con orquestas con smoking y copas de champán y luciendo palmito con los aires de Fred Astaire y Ginger Rogers....cuánto glamour.

Funde en negro el plano y volvemos a nuestros días y al calor de un hogar desatomizado, embrutecido por el tiktok y por el permanente tintineo de una mensajería constante que hace que nos estemos olvidando de vivir.

Espero que eso no ocurra y te deseo, lector de estas líneas, que tú no lo olvides y que sin perder la mirada en el venturoso nuevo año que te deseo, no dejes de pensar en el largo camino recorrido, de dónde venimos y de quiénes somos.

Feliz Navidad.




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nombres que remueven la memoria

La primera que yo recuerdo fue una pequeña y coqueta Iberia blanca. Sobre una de las encimeras de la cocina, resultaba muy atractivo para in...