viernes, 30 de diciembre de 2022

Balada de fin de año

Sonarán primero los cuartos, no te confundas. Deberás tener preparada la copita de cava o de champán o de sidra (El Gaitero, no otra) o de champín para los niños (que es como un brebaje de apiretal con gas). Aparecerá disfrazada de ser humana desnuda la diosa pagana de la noche de fin de año y tendrás entre tus manos un cacharrito con las uvas ya peladas y despepitadas, o enteras y gordotas (ojo, no te atragantes).

Son segundos, no llega a un minuto y pasa por nuestra mente ese crujido de tránsito de un año al siguiente sin más alteración que los besos y abrazos que siguen a continuación y los recuerdos de los que no están ahí en ese momento.

El cielo se llenará de castillos artificiales y la paz de la calle estallará en una estruendosa sucesión de explosiones precedidas del silbido de cohetes que llevan por encima de las azoteas estelas luminosas. 

Se guardarán de ese escándalo hipersónico los gatos y los perros domésticos a los que no les hace ni pizca de gracia tanto despropósito. Compadezco a los peludos callejeros que no podrán huir de ese atentado contra su bienestar.

Tal vez con los ojos empañados por los desgarros de la vida (cada cual de los suyos) y compungidos por sentimientos encontrados nos zambulliremos, cómo no, en nuestros móviles y extenderemos nuestros mejores deseos a los más allegados. Siempre queda alguien, o dudas o lo tienes claro. Por omisión voluntaria o no...seguimos siendo humanos y ¿ni ese día vamos a ser capaces de? Seguramente no, porque lo tenemos claro. Lástima.

Al cabo de un rato las explosiones serán cada vez más espaciadas y el cielo dejará de brillar con la misma intensidad. Si acaso, allá a lo lejos parece que hay más pólvora y de vez en cuando todavía estalla una palmera fosforescente.

Ya hay muchas alternativas, gracias a Dios, al tostón histórico de los programas enlatados desde el mes de octubre donde desfila un sarpullido de cómicos o artistas o cantantes que nos han taladrado durante todo el año que recién acaba. Tiramos del blutú y volvemos a nuestra playlist con las canciones que nos gustan, más o menos, a todos. Y claro, sonará "la Rosalía"-su motomami- pero también llegará, afortunadamente,  el turno de los Rolling Stones. La noche puede ser larga.

Es la última balada de fin de año, o de comienzo de uno nuevo. La que nos da para llegar hasta la almohada y poder despertarnos la primera mañana del año, de nuevo, sentados en el patio de butacas del Musikverein de Viena.

Feliz Año Nuevo!!!!!

lunes, 26 de diciembre de 2022

Un buen ciudadano

Un buen ciudadano no adquiere compromisos que no puede atender, ni adquiere deudas que no vaya a poder saldar, ni suele acumular muchas multas por aparcar deliberadamente donde y como quiere. Tampoco deja de pagar sus impuestos pese a que tenga o no dificultades económicas que le impidan hacerlo sin sacrificio.

Un buen ciudadano respeta el descanso de los demás y se mueve sigilosamente cuando no es necesario elevar el sonido de sus movimientos. Se asea y se viste con decoro y muy especialmente cuando las circunstancias del momento lo requieren. Vive de manera cívica con respeto a sus vecinos en las tareas ciudadanas: no tira papeles al suelo, ni colillas, ni deja la bolsa de la basura junto al bordillo de la acera en lugar de depositarla en el interior del contenedor.

Un buen ciudadano no suele manifestar su discrepancia gritando más que los demás ni actuando violentamente contra lo que se opone a sus pretensiones.

Un buen ciudadano aspira a poder manifestar esa discrepancia, llegado el momento, depositando su voto en una urna legitimada por el correspondiente proceso electoral legal.

Un buen ciudadano, cuando la situación política reinante no le agrada, o le resulta incómoda o insatisfactoria se manifiesta de manera correcta y civilizada y no se dedica a quemar contenedores de basura ni piras de neumáticos, ni destroza el mobiliario urbano ni las lunas de los escaparates.

Normalmente, un buen ciudadano, cuando su queja es desoída y desatendida, ahoga su frustración intercambiando su crítica en la intimidad de sus contactos del smartphone y ahí se agota.

Un buen ciudadano, en definitiva, aspira a que la política de su gobierno no se salga nunca del foco que alumbra la Constitución y que ésta sea, además, respetada por todos los poderes del Estado.

No es mucho pedir, digo yo, que ya no aspiro a ser, al fin y al cabo, poco más que un buen ciudadano.


viernes, 23 de diciembre de 2022

Cuentas de Navidad

No pretendo hurtarle un nanosegundo de gloria a Charles Dickens ni mi relato tiene mayor pretensión que la de devolverles a estas fechas la emotividad que les corresponde. No es en realidad un cuento ni una cuenta. Tampoco una pesadilla, a pesar de que no se me da tan mal el odiado papel de grinch navideño (que llevo tan adentro).

Llega el tiempo de reflexión y de los buenos propósitos. Aunque asociamos estas fechas, cada día más, a la fiesta y a la ingesta continuada de productos gastronómicos, que está muy bien, no vamos a decir lo contrario. Somos humanos y la tentación nos puede.

Es tiempo de familia y de reencuentro, pero es más cierto que es precisamente en estas fechas cuando más relieve cobran las discrepancias y los desencuentros. Lástima.

Reverdecen viejas canciones, no ya los villancicos que para eso están, ensañándose ad nauseam con los sufridos clienteslos centros comerciales. Vuelve Mariah Carey, Boney M y cómo no, Wham (aunque el mérito en exclusiva se lo lleve George Michael). Todo muy retro que nos devuelve a épocas remotas, de feliz inocencia o más allá y nos vemos en el salón de casa, en pijama y bata hasta el cuello, porque hacía mucho frío y en las casas no había más que una sola estufa de butano y el pasillo, con temperaturas glaciares, se recorría a la carrera. Y estrujábamos ya los polvorones porque veíamos hacerlo a mi padre y nos servían un chorrito de El Gaitero para que nos mojáramos los labios y se vestía la mesa con el mejor mantel y la cubertería de plata y se bendecían los alimentos (el eterno plato del bacalao) ... Bendícenos Señor....y aguardaba el momento de abrir los primeros regalos, los funcionales y útiles porque de los juguetes se encargaban los Reyes Mágicos, por favor, y nos enganchábamos hasta el final de la nochebuena a la programación especial de una televisión en blanco y negro en la que siempre salían, todos los años los mismos, Raphael, Lola Flores, Esteso, Pajares, Rafaella Carrá....

Los mayores que nosotros, en su propia nostalgia, retrocedían a lo suyo y resucitaban sus fiestas de elegantes salones de baile con orquestas con smoking y copas de champán y luciendo palmito con los aires de Fred Astaire y Ginger Rogers....cuánto glamour.

Funde en negro el plano y volvemos a nuestros días y al calor de un hogar desatomizado, embrutecido por el tiktok y por el permanente tintineo de una mensajería constante que hace que nos estemos olvidando de vivir.

Espero que eso no ocurra y te deseo, lector de estas líneas, que tú no lo olvides y que sin perder la mirada en el venturoso nuevo año que te deseo, no dejes de pensar en el largo camino recorrido, de dónde venimos y de quiénes somos.

Feliz Navidad.




lunes, 19 de diciembre de 2022

El hombre de los caramelos

Seguramente una buena parte del contenido del pozo de nostalgia de "otros tiempos mejores" se refiera a nuestros felices 80. Por algo será.

La voracidad creadora de artistas, escritores, novelistas, actores, cantantes, etc. llenó bibliotecas, videotecas, discotecas y museos. De todo ello seguimos nutriendo culturalmente a muchas generaciones posteriores.

Un análisis mínimo de dicha creatividad y pese a que aquellos jóvenes se quejaban entonces de eso, deja de manifiesto que valía "casi" todo y salvo contadas excepciones (el secuestro de portada de alguna publicación, se decía entonces) imperaba un tolerable grado de libertad de expresión y nadie cuestionaba entonces el rango "políticamente correcto" de lo dicho, escrito o cantado. La Movida, a sea.

Ahora, por contra, se usan millones de toneladas de papel de fumar para hablar de ciertos temas hasta llevarnos al extremo de haber tenido que inventarnos y manejar un nuevo lenguaje para que nadie, con la piel muy fina y siempre respecto de lo que dicen los demás, se sienta ofendidito.

Y se revisa todo, claro está. Llegan los talibanes kulturales (con "k" de okupa, sí) y cuestionan una frase, una expresión, una mota de polvo sobre cualquier referencia que no encaja con "lo ortodoxo 2.0". Bueno, con lo que a ellos les parece lo ortodoxo.

A finales de los setenta (1979) la Orquesta Mondragón publicaba el álbum "Muñeca Hinchable", incluyendo como una de sus canciones impensables hoy en día El hombre de los caramelos. 

Pues él, hoy, se está ganando el mote a marchas forzadas. Siempre muy compuesto, traje ajustado y andar quedón, regala caramelos a sus niños, que acuden a su abrigo gris. Les promete, extendiendo su mano abierta cubierta de chuches, todo cuento los niños piden (y dos huevos duros) Todo lo que él no debería darles -no puede hacerlo- se lo da. ¿Qué le va a parar? ¿Qué le va a salir mal?

Es el antiguo cuento del viejo del parque y su traje gris.

lunes, 12 de diciembre de 2022

La cara pintada a brochazos

Nadie mejor que un buen culé sabe cómo gestionar ese palito de Marruecos en la Copa del Mundo de Catar 2022.

Cruyff, en la década de los 90, adaptó sus ideales de juego a una plantilla que, en un par de años, resultó ganadora. Confeccionada con jugadores de diversa procedencia logró demostrar que cualquier tuercebotas podía acoplarse a su sistema. Bastaba con definir una correcta columna vertebral. Un buen portero, un buen central, un excelente centrocampista y un goleador. Zubizarreta, Koeman, Guardiola y Romario. El resto del equipo podrían integrarlo otros menesterosos que, al final, se convertían en pieza clave del juego llegando incluso alguno de estos al virtuosismo. Es decir, Cruyff sacaba un conejo de su chistera y lo bañaba de oro (Stoichkov)

Al tiempo llegó Guardiola, tambien con chistera, y con similares conceptos y acentuado el sistema de combinaciones rápidas entre excelentes solistas (Xavi e Iniesta especialmente) ponían la pelota en los pies del crack: Messi. 

Luis Enrique prolongó la excelente racha y la mejoró con Suárez y Neymar. 

El requisito es la velocidad del balón y la imprevisibilidad de dónde iba al siguiente pase.

Después de todo esto y cuando los siguientes entrenadores contemplaban como la pelota perdía velocidad y los jugadores acumulaban años y fatiga, el juego perdió esa imprevisibilidad y cualquier equipo rival encontraba el antídoto ideal para ese sistema. El tiki-taka a baja velocidad es insufrible e inofensivo. Estéril y aburrido solo ha ido acompañado de derrotas bochornosas y eliminaciones precoces en competiciones donde se tenía un prestigio.

El modelo está agotado. Se ha visto en la selección de Luis Enrique. No se puede aspirar a ganar nada caminando. Cualquier comparación con otros equipos del mundial nos pone en evidencia.

Y efectivamente, solo los culés estamos acostumbrados, desgraciadamente, a que nos pinten la cara a brochazos

lunes, 5 de diciembre de 2022

Menudo catarrazo

Está entrando en una edad en la que cualquier resfriado puede causarle muchos problemas. Gozaba, hasta hace poco tiempo, de una excelente salud. Rebosaba vitalidad pero empezaron a aparecer pequeños síntomas que no parecían significativos provocados por agentes víricos indeseables que comenzaron a pulular a su alrededor y que, a quienes nos preocupamos por su buen estado, nos mantenía alertados.

Hace unos años, algunos de esos virus empezaron a desarrollarse hasta convertirse en una real amenaza. No hubiera estado de más iniciar un tratamiento preventivo, intentando contrarrestar los malos efectos dejando bien claro el oportuno tratamiento, definiendo a los agentes malignos y prescribiendo una mejor protección.

Nada de eso se hizo y al final, los años y esos virus han invadido su cuerpo y su espíritu y, especialmente por el interés perverso de cada vez más enemigos, está gravemente enferma.

Mañana, 6 de diciembre, es su cumpleaños. En algunos lugares ni se celebra. En otros, algunas autoridades se vestirán con cierto boato y le rendirán un merecido acto de reconocimiento y respeto. En la mayoría, por imperativo y por el qué dirán, otras autoridades se pondrán lo que ellos creen son sus mejores galas y le dedicarán unas palabras que en la mayor parte de las veces suenan falsas y huecas.

Es el aniversario de nuestra Constitución, la que en tiempos sirvió para que entre todos desarrolláramos un nuevo sistema que acogiera desde la igualdad (a secas pero universal) a todos los ciudadanos, sin excepción, y que sirviera para emprender un nuevo camino que nos permitiera vivir en paz y armonía, con nuestras cosas, con lo singular de cada región, con alternancia en la gobernanza (como se dice ahora) y con el compromiso de retocar o matizar cuanto con el tiempo fuera siendo necesario.

En la actualidad parece que en ella, en su vigencia, en su validez, cada vez creemos menos ciudadanos. Advenedizos de salón, profesionales del chantaje político, asaltadores de lo ajeno, interesados en la división y en el descrédito de cuanto nos unía, se han propuesto legitimar los ataques permanentes de sus auténticos enemigos.

A la Constitución le ha pillado un terrible virus. Menudo catarrazo lleva encima la pobre y no parece que quien debiera tratarla esté dispuesto a atenderla.

Yo sí lo celebraré. Con ella alcancé mi mayoría de edad y bajo su auspicio he desarrollado toda mi vida profesional y personal hasta ahora teniendo muy claro todo su articulado como defensa única de mis derechos pero también de mis obligaciones. He sido, creo honestamente, fiel cumplidor de lo que en ella se prescribía a sabiendas de que aquellos jovencitos de los 80 recibíamos su articulado como un legado de nuestros padres y como el sello de una etapa que se cerraba significando para muchos la renuncia al rencor y a la confrontación.

Pues no sé.


Nombres que remueven la memoria

La primera que yo recuerdo fue una pequeña y coqueta Iberia blanca. Sobre una de las encimeras de la cocina, resultaba muy atractivo para in...