Hemos liquidado el primer semestre del año y, acabado el curso escolar, tenemos derecho a echarnos en una hamaca, coger un buen libro y disfrutar de la bondad del verano para resarcirnos de las tediosas tardes de invierno, de sus escasas horas de sol, de los deberes, controles y carreras de un lado a otro, sacándole tiempo al tiempo...
Solazado (y apasionado) por la tensa literatura de Fernando Aramburu y su Patria, cualquier momento y circunstancia es buena para aislarme del sonido de los chapuzones, de las tintoreras, de las infamias de los wpp,s, que escupe mi móvil sobre tanta estupidez exhibicionista de quienes confunden las cosas haciendo prevalecer sus mamarrachadas sobre los derechos de los demás. Basta ya, por favor. Que cada cual haga con su cuerpo lo que le apetezca pero para reivindicar ese derecho no hay que herir creencias religiosas ni otras sensibilidades de quienes no tenemos necesidad ninguna de reivindicarnos por lo que somos ni por lo que hacemos con nuestro cuerpo.
La desconexión climatológica de estos últimos días ha sido de agradecer. Es como si al verano se le hubiera caído el sistema. Recuperar el aliento y poder dormir con una sábana echada por lo alto y esa brisa que eleva las cortinas hasta el centro de la habitación es de los mejores placeres del verano.
Y, por supuesto, la exaltación de la amistad en el suculento ámbito de la gastronomía doméstica. Se presta esta época para retomar las buenas amistades en torno a la mesa. No importa mucho el menú. Unas sardinas asadas y solomillos de atún rojo a la plancha (Guille y Fany); una ensalada sencilla de lechuga y tomate y un par de lomos de serviola con un Freixenet Ice Rosé en pareja (peloponésica); o un tartar de atún y aguacate y roastbeef de ternera gallega (gracias Chunga y Rafa) bañados con un sorprendente y refinadísimo Ribeiro (ojo! algo está cambiado en Galicia) o la guinda del pastel gastronómico del fin de semana; una marmita de bonito mediterráneo, maridado con Viña Sol y una excelentísima y numerosa compañía "expe-cial" al tiempo que la joven y nutrida cantera -disfrutando de los excelentes resultados académicos- saltan de la cama elástica a la piscina una y otra vez.....
Y nos dieron las diez y las once, las doce, la una, las dos y las tres....ese buen rato jugando a las adividanzas y perversidades bluetooth... a ver si sabes esta....
Y nos dieron las diez y las once, las doce, la una, las dos y las tres....ese buen rato jugando a las adividanzas y perversidades bluetooth... a ver si sabes esta....
No debemos pedir más, por el momento. Disfrutemos pues del momento y mientras haya pedales, pedaleemos lentamente....queda mucho verano.
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