lunes, 3 de octubre de 2022

Si te quejas de tu mala suerte

La innegable pésima tendencia de la humanidad y el declive absoluto de la global zona de confort en la que vivíamos en Occidente nos dejan un nuevo testimonio gráfico cada día. Desde aquel fatídico 11S, una vía de agua ha venido inundado nuestra arca de Noé y nada bueno cabe esperar. Nadie parece estar muy seguro de que lleguemos a puerto y que podamos evitar el hundimiento total.

En el pulso diario entre sístole y diástole una perceptible punzada altera el ritmo cardíaco: el conflicto ruso-ucraniano empeñado en extender sus maléficos efectos al resto de la corteza terrestre.

Como un mantra maligno -cada día una pequeña aportación- los informativos vomitan reportajes y crónicas de guerra. Lo peor no es lo que ha ocurrido hasta ahora, no. Lo peor, sin duda alguna, es lo que puede ocurrir, lo que nos espera, la amenaza de uso de armamento nuclear. Todos sabemos cómo se las gasta Putin y hasta qué punto es capaz de retorcer la realidad hasta cambiar la ficción por la certeza (referéndums y urnas de gomaespuma sin rigor democrático alguno ¿les suena?).

En lo que tardan en sobrevolarnos los primeros misiles de largo alcance aquí vivimos bajo el fuego de la batalla fiscal. Lo que en principio era una medida económica propuesta por una comunidad autónoma se ha convertido en metralla electoral. 

Da todo mucha pereza...¿te vas a quejar de tu mala suerte porque no te toca la bonoloto?

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