lunes, 2 de agosto de 2021

Veranos infernales

11 de julio de 1978. Un camión cisterna cargado con miles de litros de propileno (más toneladas de lo permitido) estallaba, al parecer por sobrepresión, al pasar, por la N-340. junto al Camping Los Alfaques, en Alcanar (Tarragona). El mero contacto del gas con el aire convirtió en un infierno unos cien metros a la redonda del lugar de explosión y la onda expansiva alcanzó una superficie próxima a los doscientos metros. Las impactantes imágenes del escenario nos dejaron una pesada huella en la memoria que, transcurridos más de cuarenta años, no hemos logrado borrar. Los cuerpos calcinados, retorcido, con brazos y piernas petrificadas, humeantes muchos de ellos, de todos los tamaños y en todas las posturas, nos proporcionaron una información visual brutal: los efectos del fuego en el cuerpo humano.

14 de julio de 1986. Una furgoneta cargada de explosivos y con capacidad para provocar un elevado número de víctimas mortales explosiona al paso de un autobús de la Guardia Civil por la Plaza de la República Dominicana de Madrid. El escenario tras el atentado es espeluznante. Además de las heridas y mutilaciones, amén de las secuelas psicológicas, fallecen doce Guarias Civiles. Sus fotos, junto con las restantes de los otros miembros de la Benemérita victimas mortales del terrorismo cobarde y canalla de ETA, figuran en el mural de la memoria de los ciudadanos de bien para recuerdo permanente de su vil asesinato: Ni olvido ni perdón.

19 de junio de 1987. ETA coloca un potente explosivo en el centro comercial Hipercor de la Avenida Meridiana de Barcelona. Esta vez víctimas civiles pero contra los intereses de una empresa de capital francés. 21 fallecidos y medio centenar de heridos. Ni olvido ni perdón

13 de julio de 1997. ETA asesina a Miguel Ángel Blanco, después de tres días de cautiverio y  tortura. Ni las manos blancas ni la razón, ni las concentraciones ni las peticiones masivas...la banda criminal ejecutó cobardemente (como era usual en esa chusma) al joven político vasco. Ni olvido ni perdón.

30 de julio de 2009. Una bomba lapa colocada en los bajos de un viejo Nissan Patrol de la Guardia Civil estalla frente al Cuartel de Palmanova, Mallorca, después de haber circulado toda la mañana por distintas vías. Dos Guardias Civiles fallecen en el acto. Una vez mas ETA muestra su miseria moral y su poder criminal y asesino. Ni olvido ni perdón.


En ocasiones las tragedias y las catástrofes se producen por puro azar, por el infortunio o por causas naturales. Un accidente, aunque imprevisible, puede ser evitable si se adoptan medidas de prevención. Desgraciadamente de su causa se obtiene la información necesaria para evitar que se repitan.

Lo que no es admisible es el terrorismo en ninguna de sus formas, procedencias ni razones (si las hubiera). El terrorismo no es un accidente.

El verano nos invita a disfrutar, a relajarnos, a tratar de compartir buenos momentos con nuestras familias, amigos y compañeros, pero no podemos dejar de pensar en las víctimas inocentes que prematuramente fueron privados de ese disfrute. Por ellos.


Ni olvido ni perdón.



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