lunes, 3 de mayo de 2021

Matonismo postal....vamos anda!

Si recientemente no has recibido un sobre con cartuchos (que no balas, ¿verdad, querido Paco C ?) es que no eres nadie, no existes o tu vida no merece ni munición revenida ni pólvora mojada. 

Parece que junto a las chanclas y a los pantalones pirata lo más cool de esta nueva temporada primavera-verano ha sido el envío postal de munición caducada. Aunque la mayor parte del periodismo no parece entender la diferencia entre bala y cartucho, en este todo vale mientras suene bélico y letal, esas amenazas parecen cosas de nenas. Si realmente alguien quisiera hacer uso de esa "bala" no sería mandándola por el servicio público de Correos y, desgraciadamente, pruebas suficientes en España tenemos.

Lo que parece evidente, vista la vergonzante campaña electoral madrileña llevada a cabo por algunas opciones políticas, es que no hacía ninguna falta llevarla a la confrontación ni volver al guerracivilismo, a las barricadas, al "no pasaran", al odio entreverado en lonchas de mortadela rancia de las cartillas de racionamiento...

Es de esperar que quien se ha empeñado en jugar con esos terrores con la finalidad de alcanzar objetivos prácticos y útiles para los ciudadanos que solamente se logran desde la cordura, la solidaridad y el entendimiento, recupere (si alguna vez lo tuvo) el sentido común y se ponga a trabajar, con pico y pala -si no le produjeran dolorosas reacciones alérgicas- para recuperar la confianza de  la mayor parte de los ciudadanos en los políticos (ardua labor) y mientras eso sucediera, al menos deberían evitar seguir emponzoñando la convivencia y la imagen del país,  echando por tierra el esfuerzo de la iniciativa privada en todos los sectores productivos que intentan salir de la hibernación pandémica.

Bastante castigo llevamos ya después de un año de crisis sanitaria, social y económica, pese al esfuerzo institucional en silbar eufóricamente como si nada hubiera pasado.

Dejemos las "balitas" en la vieja cajita de latón, junto con la memoria que cada cual guarda como recuerdo personal unos y heredados la mayoría, de lo que no debe volver y dejemos la guerra para que los historiadores -con rigor- nos la expliquen. 

Y el cantito...

Entraba la noche en su recta final. Una vez acreditados visualmente en el punto de acceso el "portero de noche", cortésmente, acompañaba con una sonrisa cómplice el movimiento de su mano franqueando nuestro paso hacia el interior. Bajábamos al "Down" por una escalera curva de escalones enmoquetados con perfiles metálicos en el borde y al llegar a la sala principal, abarrotada como cada jueves, viernes o sábado podía estar sonando perfectamente esta canción.

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