lunes, 9 de diciembre de 2019

Tanto canalla

Se puede vivir sin leer un periódico en cualquiera de sus formatos. Se puede vivir sin escuchar ni ver un informativo radiofónico o televisivo y no pasa nada. Se puede pasar por la vida sin hacer mucho ruido y eso no molesta a nadie. Se puede pasear por las calles sin entrar en un bar, en salón de juegos, en una floristería. Todo eso es posible. 

Lo que se me antoja imposible es permanecer inalterable ante la ola de estupidez que amenaza con acabar con la vida inteligente, al menos en este país, que es el que conozco y en el que sobrevivo.

No relajo ni mente ni cuerpo, más allá de honrosas excepciones, hasta pocos minutos después de la cena. Es entonces cuando me desparramo literalmente sobre el sofá y me subo al mando a distancia. Es el paso previo para seleccionar la película grabada o la serie que más me apetece: un sado-zapping desde La1 hasta tdp. Por alguna de las emisoras paso de forma muy volátil, de puntillas. Es el caso de la mayoría de los canales generalistas de emisión nacional: antena3, cuatro, telecinco, sexta.... Siempre es lo mismo y no merece la pena ni hablar de ellas: solo aparecen personajes absurdos perforados y pintarrajeados de cuerpo y muy probablemente de mente, sin capacidad para atraer la atención más allá de sus semejantes  a este lado de la pantalla. Esos son, sin duda, los grandes mitos, los más influencers, el modelo a seguir. Es así a juzgar por el reflejo que de ellos luego se ve en la calle..... y desgraciadamente en la crónica de sucesos. Bastante salvaje, dicho sea de paso.

Lo peor es que de ese modelo existen versiones mucho más canallas. Y es donde retomo la premisa del primer párrafo. Se puede vivir al margen de la actualidad y no pasa nada. Pero si, aunque sea tan solo por intentar estar al corriente, se sigue el hilo de la información, en cualquier medio te topas con la imagen de un tipo criminal que ha sido capaz de tomar el cuerpo y la vida de una chica joven y, traspasadas todas las líneas de respeto, educación, normalidad conductual e inteligencia, hasta arriba de drogas de todo tipo, le importa un bledo descuartizarla y dispersar sus restos de manera que resulte extremadamente difícil encontrarlos. 

En breve comenzará un nuevo juicio, nuevos informes psiquiátricos, nuevas valoraciones,  nuevas declaraciones de familiares, vecinos y amigos de víctima y del criminal para acabar con la constitución de un jurado popular y un veredicto que manifieste nuevamente el fracaso de modelo, el fracaso de sistema, el fracaso de la sociedad, por el fracaso de la educación.

Seguiremos atentos a la aparición de nuevos modelos que superen en purulencia a los anteriores para que los telediarios abran sus emisiones con el retrato de nuevos monstruos asesinos, cada vez más canallas, puestos hasta las trancas de todo tipo de substancias tóxicas, malcriados, mal educados en ambientes caóticos y desordenados porque es más fácil dejar que los niños hagan lo que les da la gana sin que les corrijan, sin un pescozón a tiempo, sin un NO, vaya a ser que crezcan con traumas....

Luego se harán mayores y les dará por tomar cuerpos y vidas inocentes o por cosas peores. El ejemplo es visual, casi táctil: está en la tele, el gran educador, capaz de todo, desde entretener con programas infantiles cuenta cuentos y canciones hasta enseñar a destapar intimidades y vulgarizar vergüenzas y hábitos personales: sexo, droga y rock and roll....escuela de canallas.


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