lunes, 26 de febrero de 2018

El viaje a ninguna parte

Pretenden imponer una versión de liderazgo a distancia. La épica del flequillo imposible cambia de imagen y huye a paraísos de libertad, desde donde es fácil -y sale gratis- seguir llamandónos tontos y pringados al resto de los españoles y escupir su odio hacia el Estado que, con la legitimidad de todas sus instituciones, garantiza tambien sus derechos. Qué cosas. Y el otro fugitivo sigue dando lecciones de democracia al Rey de todos los españoles...vaya huevos tienes Puchi!

Sí, han tomado el paño viejo de aquellas textiles catalanas del siglo XIX y han envuelto en él la foto del papa y de la mama, (pronúnciense como tónicas las primeras sílabas) una muda limpia -o no- el reloj de pulsera del abuelo y el misal -o tampoco-, han anudado los picos sobre una vieja vara de castaño, se lo han echado al hombro y como los heroicos emigrantes De España, para los españoles han ido a labrarse un provenir en Bélgica o en Suiza. La imagen  retenida en mi memoria histórica es la de aquel personaje del viejo TBO que nos  dejó el legado cotidiano de personajes de la posguerra y que, resbalando como las primeras gotas de lluvia sobre un vidrio seco, llegó a los niños de mi generación: el profesor Franz de Copenague, Carpanta, Doña Urraca o la familia Ulises... Pero estos  caganchos, en lugar de tomar carretera y manta por el caminito de San Fernando se han hecho un bussines class aéreo a cargo de alguna ong independentista, si es que es así y no son imputados al erario público. Y sus votantes, simpatizantes y resto de compañeros de ese viaje a ninguna parte compran cada una de sus pedorretas y justifican todo en nombre de su concepto y definición de democracia y derechos y libertades. Lo siento por algunos de ellos a los que respeto y aprecio a pesar de que sus ideas y conceptos puedan no coincidir con los míos.

Con sus flequillos imposibles una y con sus cardados el otro, vociferaron y exaltaron a sus gentes hasta llevarlos a puntos de inflexión, de colisión segura. Otros pasaron camino del penal y allí siguen la actualidad y los ecos de las frivolidades irresponsables de toda la patulea de "ex" que dicen ahora que no iba a en serio, que no tenían intención y que ni siquiera estaban preparados. Que era un proyecto, algo así como un simulacro, una provocación. Pues vaya, qué bien. Esta gracia solo le ha costado a Cataluña la salida de su territorio de 3.500 empresas y no de poca entidad económica. No son puestos de venta de pipas ni manteros del metro precisamente. Ahí está el asunto. Se consiente que el metro se convierta en un mercadillo permanente de baratijas e imitaciones mientras los responsables del congreso mundial de telefonía móvil arrugan la nariz y empiezan a sondear, tal vez, otros posibles emplazamientos. No es mala educación de las autoridades locales. Es peor: es su ausencia absoluta.

La vida sin Forges

He mencionado el TBO, un medio en el que guiándonos con nuestro pequeño e inexperto dedo índice aprendimos a leer viñetas y reconocer aquellos personajes de Benejam, Ibañez, etc. Ya con pantalón largo empezamos a familiarizarnos con un tipo calvo -Mariano-, tres pelos a lo sumo,  ojos y nariz muy característicos junto a un ser muy superior, una mujer recia e inteligente - su Concha- y en una nube, una frase rotunda. La vida ha transcurrido en una escueta viñeta diaria para buena parte de mi generación. En una nevera, en los tablones de  anuncios de oficinas, de talleres, de consultorios, de cuerpos de guardia y ultimamente en un guasap. 

Echaremos en falta la chispa de su viñeta diaria y la manera de retratar la realidad cotidiana. Afortunadamente queda un amplio y extenso legado. Una imagen para cada momento.

Con permiso.




(Gracias Pedro G. Este creo que nos viene al pelo.)

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