lunes, 12 de febrero de 2018

Nieve, frio y carnavales

Harto de escuchar cada día la sarta de memeces del monotema del siglo he optado por levantarme del sofá cada vez que, tras el busto parlante del informativo de turno, se proyecta la imagen del fugitivo. Qué empacho. Me provoca un desánimo permanente.

Lo de Tabarnia, que es otra memez cósmica, les está bien empleado porque está proyectando a los más recalcitrantes indepes, además de un irritante estado de ánimo (pikémon), la imagen en la que no quieren verse reflejados. 

En nuestros felices setenta, cuando el bochorno de agosto convertía el aire de Barcelona en un plasma pegajoso e irrespirable nos subían hasta el parque de atracciones del Tibidabo por aquello de que la altitud de su montaña y su paisaje boscoso ayudaban a recuperar el aliento y el ánimo. A la entrada, recuerdo muy bien, junto a las taquillas del tren de la bruja había dos espejos convexos  antes los cuales, gratuitamente, nos colocábamos y nos proyectaban una imagen fictica e indeseable; gordos y achatados o delgados y espigados. Pues sí, Tabarnia es ese espejo en clave de humor para desesperación de los más extremistas nacionalistas. Y ojito que conociendo un poco a Alberto Boadella, doy por sentado que no se va a apear fácilmente de ese personaje de Presidente en el exilio al que le está cogiendo gusto y ganas. Otra cosa es que vaya a estar yo dispuesto a un seguimiento exhaustivo de todo el recorrido que tenemos por delante. Ni periódicos ni vino ni concentraciones por mi parte. Pero ahí está el espejito, pokémon.

Y ya resulta cuanto menos llamativo que sea el propio Alberto Boadella -quién nos lo iba a decir- quien reivindique el uso de la denominación castellana de ciudades catalanas y de nombres propios que el más común de los mortales -hasta de Cádiz-  tiene ya familiarizados en esa lengua vernácula; Girona, Lleida, Miquel, Carles o Xavier.

En el ámbito exclusivo de la meteorología (por el momento). El norte de España se ha querido disfrazar, aprovechando los carnavales, de estepa siberiana y como adorno lúdico del frío glaciar que está azotándonos estos días, han recorrido los informativos, los smartphones y las redes sociales, cientos de imágenes de nieve en puntos, cotas y espesores inimaginables en determinadas latitudes. Así resulta ciertamente llamativa la estampa de una compañía del Regimiento Galicia 64 de Jaca formando sobre la nieve y ante los edificios del propio acuartelamiento cubiertos por un espeso manto de nieve sobre sus tejados. Guerra y paz: o lo que es lo mismo, la perfecta ambientación fotográfica de la novela de Tolstoi en el contexto de las guerras napoleónicas que tuvieron lugar, entre otros, en el gélido escenario ruso y que se dieron definitivamente por finalizadas con la batalla de Waterloo. No tengo ningún interés en asociar una cosa con la otra, pero ahí lo dejo.

 
Espero que no sea un fake y que no me haga quedar como puchi en waterloo, o sea, cagancho en .....

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