Escribía lo siguiente el pasado sábado, 18 de mayo de 2014 desde
las 18 horas, al mismo tiempo que se jugaba el partido entre Barça y Atlético.
Hoy acaba una liga que empezó, para unos cuantos, allá
por agosto del año pasado, en la Sala de Juntas de la SEA de la FSB "Camp
Arena" de Herat ( Afganistán).
La puesta en escena es espectacular. Hay mucha tensión.
Cien mil piezas azules, amarillas y granas convierten las gradas del Nou Camp
en un vistoso mosaico.
Empieza a rodar el balón y los nervios de los
jugadores traspasan las líneas del campo, llegando a los sofás de muchas casas,
de la mía, desde luego.
Mucho va a tener que dar el que quiera llevarse el
partido (o no), que vale por una liga, la distancia entre el éxito y el fracaso; entre
salvar una mala temporada unos y la fustración de los aspirantes, un enorme
Atlético que ha acabado sorprendiendo a todos.
Sube el ritmo cardíaco, se me alteran las pulsaciones. No
son malas las primeras sensaciones. Si hubieran querido, si hubieran sabido, si
el que no mola hubiera sido capaz de leer, al tomar posesión de su cargo, la
letra pequeña de su contrato, habría sabido exigir mucho más a alguno de estos
nenes y habrían sacado esta liga de calle. Se acomodaron y se abrazaron a la mediocridad como a una mala fé, la propia de quien ya lo ha ganado todo.
Todavía no ha afilado sus cuchillos Messi y en su primera
carrera, Diego Costa se rompe. Sale Adrián. Veinte minutos y todo sigue igual.
El Atlético sigue siendo campeón de liga, pero, a los pocos minutos, Arda Turán
cae también herido. Ya van dos bajas y, además, muy significativas. Se
desespera Simeone en la banda y llora sin consuelo Costa. Se ha jugado la final
de Lisboa y sale del campo como lo haría del casino un ludópata perdedor: arruinado y
despeinado. Es la imagen de la derrota anímica. Saldrá Raúl García. Si creíamos
que no cabía más épica, los acontecimientos nos demostrarán lo contrario. Nadie
se refugiará en el infortunio, siguen once contra once, pero nosotros jugamos
con Pinto. Me sudan las manos cuando pretende jugar con los pies. Se me atasca
la garganta.
No veo a Messi. Si aparece, lo hará cuando consiga
sorprender a todos, espero. ¿Por qué ha dejado a Xavi en la sala de espera?
Faltan ideas, escasean y la ciencia está sentada, mordiéndose los puños.
Media hora, vamos, Leo, comparece! Bórranos el caracoleo torpe y estéril de Alexis.......
Pero... (salto sobre el sofá).......GOLAZO de Alexis! Si
antes lo digo, me tragó la crítica. Me la callo......pero sigo pensando que no
es jugador para el Barça. Revienta la pelota en la red de la portería de
Courtois. Dibuja una inmensa ola en las banderas del Barça, entregadas al
cielo.
Ruge el campo como una bestia hambrienta que no ha
cobrado pieza en mucho tiempo, aprieta el Barça. Con lo que tenemos, sabemos
que no basta. Deberían ir a por más, se teme el arreón del
Atlético y llegará, porque encuentra espacios y el Barça atrás genera muchas
dudas, lo saben. Otro córner y van .....huyyyyyyy.....que difíci! El área
pequeña del Barça está plagada de jugadores, en cada saque de esquina. Se me corta
la respiración. No cabe un alma. Intensifica la presión el Atlético, queda
menos de un minuto para el descanso.
Empieza la segunda parte. El Atlético tendrá que
arriesgar.... Al palo Villa....uff. Cierro los ojos y lo veo todo negro. Qué
falta de espíritu por parte de algunos (la mayoría) jugadores del Barça. Los
atléticos no se descomponen, buscan el gol y el Barça no debería quedarse tan
atrás. Otro córner, otra avalancha amarilla....se veía venir, empata el Atético
y además, merecidamente.
Vuelta a empezar. Sólo veo jugadores del Atlético.
Cae Busquets, sólo, sin que nadie le toque. Se encuentran
cómodos los del Cholo. Cielos, sale Song. Dios nos pille confesados! Calienta
Neymar.(más caracoleo estéril, mas gambetadas inofensivas, que no son ni estéticas
por improductivas) No veo claro el partido. Messi sigue ausente. No se si debemos esperarle. Creo que no.
Queda media hora. Este juego no es ni una pésima parodia del que fue
el de un gran equipo, el mejor Barça de la historia. Se va Pedro. Tampoco se le
ha visto mucho este año. Messi se ahoga entre las líneas de Simeone. No da para
más. Se acaba el tiempo y sale Xavi, con toda la vajilla rota, con todos los
instrumentos ya desafinados, intentando sacar una nota válida a una banda descompuesta
que hace ya unas semanas se acabó los culines de las botellas de anís y de
bebidas chungas que dejaron los invitados encima de la mesa, antes de ir a
buscar fiesta en otra plaza.
Acaba el partido, se cierra un
ciclo (ahora estoy seguro, es innegable). Se irá el Tata y debería llevarse
consigo a Zubi, a Bartomeu y a tanto estómago agradecido. Costará borrar la
decepción.
Lo dije hace un tiempo; ya hemos cruzado muchos desiertos antes y
volveremos al éxito.
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