lunes, 23 de enero de 2023

Derrota dolorosa

Gracias a su reconocido pundonor (término viejuno y esencia de valores olvidados), al final van a ser las lesiones físicas los peores enemigos de Rafa Nadal en su carrera profesional. Y nosotros, nos haremos expertos en su diagnóstico, tratamiento y evolución, según los torneos en los cuales no pueda participar hasta que esté plenamente recuperado.

Me dice Jaime B. (el hombre que nunca iba al médico) que ya no tengo edad para machacarme con el tenis. Parte de razón no puedo negarle pero el veneno de este deporte no conoce de edades. Es cierto que el afán por jugar cuantas más veces a la semana mejor, me ha castigado severamente la espalda, la rodilla y últimamente el hombro derecho, pero es entrar yo en el garaje y ver tan apalancado el raquetero que no puedo dejar de dibujar en el aire reveses cortados y voleas primorosas.

Rafa Nadal, con casi treinta años menos que yo, tampoco se debe imaginar su vida fuera de las pistas y aunque acaba de ser padre ha logrado que sea su nueva familia la que se incorpore al circuito antes de plantearse él quedarse en Porto Cristo junto al moisés en el que arrullan al bebé Nadal.

No tengo ningún derecho a cabrearme, pero esa nueva lesión ha frustrado mi taller ocupacional de alguna de las mañanas de este mes de enero: madrugar, cumplir con mis primeras tareas y asistir a la cita con la central de Melbourne. Así hice hasta que en una carrera por el fondo de la pista, Nadal se encogió dolorido y se quedó un buen rato agachado. Las imágenes de los primeros planos de su cara, con expresión preocupante, no anticipaban nada bueno como al final ha resultado. Eso y las amargas lágrimas de "Mary."

A pesar del dolor y como si fuera una consigna y un deber inexcusable, por eso es uno de los mejores deportista de todos los tiempos, lejos de rendirse y abandonar el torneo con un partido inacabado, lo disputó hasta el final, por respeto al rival y también al público. Pocos jugadores están al alcance de entender este concepto.

Hemos aprendido la localización y función de un nuevo músculo: el psoas ilíaco. Ese también  se lo ha reventado Rafa Nadal.

Esa nueva lección de anatomía parece que va a marcar un nuevo y desagradable hito en la carrera de Nadal. 

Del resto del cuadro superviviente lo que aprecio es, además del sonido, la velocidad a la que juegan los puntos los más jóvenes jugadores. La aceleración del golpe y de la bola llevan camino de cambiar definitivamente las claves de este deporte. Qué ritmo de juego!!!



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