lunes, 7 de febrero de 2022

La relevancia de lo insignificante

Nos estamos dejando llevar por lo superfluo y no es un problema exclusivo de los españoles: es a nivel mundial. Cualquier noticia que hace unos años no ocuparía ni una sola línea en una gacetilla local se convierte en un fenómeno viral que es seguido por millones de ociosos aburridos.

Ajeno a lo que vomitan los canales generalistas de televisión y pendiente exclusiva y escuetamente de los titulares de prensa digitales (para que la mueca de sorpresa en mi cara no parezca impostada hay que estar muy entrenado) no puedo ignorar la cantidad de seres irrelevantes que se ganan la vida (algunos muy por encima de sus posibilidades y de las nuestras) opinando de cualquier cosa y en cualquier tertulia. Allá ellos y los que los siguen. Yo con mi tiempo libre prefiero gestionar otras inquietudes y si me queda algún retal suelto lo que tengo muy claro es que no estoy dispuesto a perderlo en asistir al bochornoso espectáculo que ofrece el personal (desde una sencilla modistilla hasta el mismísimo presidente del gobierno) en cada aparición televisiva. 

Hemos logrado en muy poco tiempo que la cultura de verdad, que la palabra y las voces del conocimiento y de la sabiduría ocupen cada vez menos franja horaria en nuestros días, salvo que en ejercicio libre e individual nos de por leer cosas de provecho y de mayor interés. O refugiarnos en espacios libres de ideologías tontas y estériles, misión cada día más difícil.

No me siento por encima de nadie desde ningún prisma ni punto de vista pero tampoco quisiera que me confundieran con la manada de borregos, borregas y borregues que están más pendientes de los pipís de las celebrities locales o de otras barriadas o arrabales y polígonos que, qué menos,  de la factura de la luz, del precio de la gasolina o, por qué no, del exceso de horas que los nenes están trasteando en el tiktoks hasta el punto que han dimitido de la lectura, no adquieren comprensión lectora y no saben expresar con más de diez palabras qué quieren, cómo están o con quién andan, más allá de un "o sea, en plan.....mazo bien"

Solo nos faltaba una gran teta para crear una encendida polémica con todos los corifeos incandescentes por quién nos ha de representar en eurovisión. Anda ya. A esparragar!!!!

Y si esto lo trasladamos al escenario político actual....el que se va a esparragar soy yo.


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