lunes, 27 de diciembre de 2021

Lo de todos los años

No nos salimos del guion. A medida que van acercándose las fechas más señaladas nos atrapa la sensación de que no llegamos. Por una parte el trabajo, el cierre de ejercicio económico que supone para algunos el momento de recoger las notas finales del curso. Basta con aprobar, el suspenso equivaldría a un "muy deficiente" de nuestra época escolar y cerrar con normalidad no proporciona necesariamente una buena calificación.

En el resto de los frentes, aunque no sujetos a término, ocurre algo similar. Es el momento de agrupar familia, extender el mantel sobre la mesa, repasar la vajilla, la cristalería, la cubertería, echar un vistazo al botellero y lanzarse a la compra de los víveres con los que confeccionar los menús festivos. Con la mente en los que están pero, indudablemente, con la nostalgia de los que se fueron, con los que compartíamos esas largas sobremesas u otros momentos de ocioso gozo. Buscamos recetas y productos que nos hagan olvidar, por un momento, los malos ratos pasados. Y en el fondo, si aún nos quedan ilusión y ganas para pensar en esas cosas, es que no vamos del todo mal.

La rutina y ciertos mecanismos que asoman estos días pasa, previamente, por el infructuoso proceso de tomar todos los décimos que jugábamos en la lotería e ir comprobando como viene siendo habitual que no nos ha tocado ningún pellizco y, si acaso, algún reintegro. El tópico nos regala otro clásico: salud para seguir probando el año que viene.

Pasarán las fiestas, volveremos a enfundarnos el uniforme (mono) de trabajo ( de un "estilo de vida", Antonio C.), a asumir el compromiso de procurar ser buenas personas, a amar al prójimo, a ser prudentes y tolerantes, a ayudar a quien lo necesita y si queda tiempo, a disfrutar del nuevo año con nuestras mejores y renovadas ilusiones.

Que tengas un feliz año, si te dejan. Y salud, sobre todas las cosas.


lunes, 20 de diciembre de 2021

Que se froten las manos

Como un procés paralelo, la decadencia del barça (en minúscula, no cabe otra) se veía venir. Guardábamos els culers magníficos recuerdos de la época del dream team, expresión que ponía de los nervios a los peñistas del madrí y que fue acuñada en las temporadas en las que Johan Cruyff puso al equipo en el epicentro de su éxito futbolístico como nunca antes había estado. Con su magia y con su particular genio a la hora de convertir ese deporte en un armónico concierto de piernas y balones envolvió a la afición culé en un entorno de jolgorio y triunfo. Con él llego la primera Copa de Europa (Wembley 1992) pero también estrepitosos fracasos (Atenas 1994). Para todo en la vida hay un tiempo y una realidad. 

Tras una larga época de tedio y táctica infértil de los Robson, Van Gaal, etc, el testigo de aquel estilo de juego, en clave de victoria, lo recuperó Rijkaard que volvió a hacer del equipo una orquesta exquisita con dos premios: volvió a hacer al Barça (este sí, con mayúscula) campeón de Europa, ganó la Champions e hizo debutar a Messi, haciéndole jugar con Ronaldinho y tomar literalmente el Bernabeu. 

Luego vendrían Guardiola y Luis Enrique para hacer el equipo más grande y laureado de su historia. 

Y luego la decadencia. Los años pasan y el doloroso procés se hace carne y habita tanto en los despachos del club como en su vestuario. Se van apagando y retirando las luces de los más talentosos y la abducción del otro procés comienza a transformar un club ganador en una sociedad más preocupada por lo catalán, por su república, por su estelada, por sus cánticos supremacistas y un largo etcétera que no lleva a nada bueno, provocando, además la desafección de buena parte de sus seguidores (mi caso); el desencanto de las serpientes.

Bueno, pues ahora fichan a Xavi (con lo bien que estaba en Qatar) y yo creo que este muchacho se ha precipitado. El equipo, remendado unas veces  por despecho y en su gran mayoría por desechos de tienta de equipos segundones, no da ni para ganar el súper Joan Gámper.

El barça es por el momento un equipo triste, envuelto en una bandera que no tiene nada que ver con el deporte, jugando con disfraces que parecen pijamas de niños indepes del club super3 y de la bola d drac

Pese a la esperanza que inspiran los nuevos, jóvenes y valerosos talentos casi adolescentes, se avecinan meses de mucho trabajo y mucha paciencia así es que los acérrimos y enemigos íntimos de este club que disfruten y que se froten las manos. 


lunes, 13 de diciembre de 2021

Matria de la estupidez

El feminismo de salón y pancarta, contra viento, marea -y virus- tenía una fecha de caducidad. Bastaba con descubrir la posibilidad de comprarse un buen "rouge" de marca y unos cueros adecuados y zas! sentirse bella, sensual y muy femenina. Eso es esa política: porno duro. La cosificación de la mujer, la exhibición de su poder de atracción (a quien pueda sentirse seducido por esa boba imagen) todo aquello por lo que se dice que se lucha es pura demagogia electoral, un trampantojo más porque no dejan de estar atrapadas por la frivolidad de pretender convertirse en sex simbol, icono de la provocación y un largo etcétera de tópicos vomitados que eran pruebas evidentes del heteropatriarcado, del machaalfismo, del machismo cutre de póster de taller con los que venían de casa en su cartera junto con el donut....Pero yo lo valgo.

Debería importarme un pimiento lo que haga esa gente con sus cuerpos, con sus gustos musicales, con sus apetencias sexuales, con su alimentación y con sus creencias religiosas (si las tienen o si las impostan repentinamente en un arrebato que más bien obedece a ruin estrategia política) pero desgraciadamente en el aplastante y abusivo ejercicio de su poder reside la amenaza de echar por tierra todo lo construido por parte de la generación de mis padres, aprendido por mí en todos mis años de estudios y formación profesional y tratado de transmitir a mis hijas en el anciano ejercicio de mis derechos durante toda  mi vida.

Soy ya demasiado mayor para cambiar mis gustos, mi fe y mis apetitos y me conformaría con que nos dejasen en paz, que podamos seguir hablando la lengua que cada cual tiene por materna o la que le salga del higo hablar a cada cual; sin exigencias, sin prohibiciones, sin necesidad de reeditar Braveheart en actos de valentía y heroicos de niños y sus familias hostigadas por el feixisme de esta nueva matria de la estupidez y de lo absurdo que se han inventado para perpetuarse en el banco azul de nuestros juguetes rotos (y ahora en huelga, al parecer.) 

En su insaciable voracidad por dominarnos exigen ahora con qué tienen que jugar los niños. Iros todos al carajo y dejadnos morir en paz! 

lunes, 6 de diciembre de 2021

La vida en plástico

Resulta espeluznante comprobar el efecto devastador del plástico abandonado en las calles, en las playas, en el mar.... Luego vienen los datos reales sobre los países que más abusan de esa mala práctica. ¿Y nosotros, individualmente, que hacemos?

Desde hace muchos años, cuando las autoridades políticas empezaron a tomar conciencia (y consciencia) sobre este asunto y a las pequeñas escolares les regalaban tres distintos receptáculos para seleccionar según su materia los residuos domésticos, hemos mantenido una actitud muy rigurosa con el tema del plástico. 

El del vidrio es muy pesado y cuando se trata de vaciarlo en el contenedor, botellín a botellín, genera una especie de pudor (respeto humano, ¿recuerdas?). 

El papel y el cartón es menos acumulativo y ocupa menos espacio. Salvo las cajas de los botellines (ea), las de los huevos frescos y de alguna más que son plegables, apenas se llena la bolsa y se vacía menos frecuentemente.

Pero el de plástico....Vivimos rodeados de plástico. Y siguen vendiéndose demasiados productos de consumo masivo envueltos en recipientes, bandejas y bolsas de plástico. No hay industria, creo, suficientemente capacitada para recoger, procesar, destruir y reciclar tanto residuo. 

Sin duda el peor elemento que participa en ese proceso es el ser humano. Da auténtico asco comprobar lo indeseable que podemos llegar a ser con los envoltorios de todo tipo de productos. No existe conciencia real a pesar de que nos ponemos muy estupendos (yo el primero) cuando recibimos el impacto de la información real del daño que provoca esa barbarie en el ecosistema. Basta echar un vistazo a la zona cero de cualquier "botellón" la mañana siguiente a esa fiesta. Venga chavales, si no os preocupáis vosotros.....

Y mientras, en la tripita de los pececitos... un mar de plástico. Acabaremos metabolizándolo porque envueltos en él ya vivimos.

El plástico no mola pero ¿es que no somos capaces de encontrar otra forma de envasar, empaquetar, conservar, vender?

Plástico fino

Nombres que remueven la memoria

La primera que yo recuerdo fue una pequeña y coqueta Iberia blanca. Sobre una de las encimeras de la cocina, resultaba muy atractivo para in...