lunes, 6 de septiembre de 2021

El verano de la gente guapa

Aparecen en las portadas y, salvo que en un momento puntual despunte un personaje de mayor relieve o más rabiosa actualidad, en las páginas centrales y a todo color desnudan sin rebozo alguno la intimidad de sus vidas. Sus vacaciones son seguidas como si el resto de mortales nos abanicáramos con el aire fresquito que sale de sus climatizadores ecológicos. No sudan, no traspiran, no sufren la ola de calor. Puede que sus propinas no sean siempre generosas pero seguro que por el importe de alguna de ellas da para descubrir la cabeza de más de un gorrilla de esos que señalan las plazas de aparcamiento que van a quedar libres y podría pagar el whiskas de toda "su" colonia de gatos asilvestrados con la que convive él como uno más.

En el caso de los futbolistas, los vemos siempre a popa de grandes barcos, en modo Cousteau,  luciendo mucho tatoo ellos y poca tripita ellas, sus wags. Llega un momento en que uno se cuestiona si merece la pena ser tan rico para no poder echarte al cuerpo una buena dosis de insanísimos alimentos transgénicos, con mucha grasa, con mucha salsa, para mojar mucho pan y que cueste un esfuerzo titánico pasar de la mesa a la hamaca para permitir que el hilillo de baba del exceso, rebosando el aparato digestivo, asome y brote por la comisura de los labios.

Lo de la vida sana puede resultar tan creíble como cualquier otro elemento de atrezzo para la foto, pero no creo que, al fin y al cabo, se cuiden tanto. No solo hay que pasarlo bien. Es que además hay que dejarse la piel en aparentarlo y, si es posible, mejor que los demás.

En esa exhibición impúdica del buen y feliz veraneo no sucumbe nadie. Ni los ministros, ni las ministras, ni les ministres. Todos pocholean; beben cocacola ( ya se sacrifican ellos) para que no tengas que hacerlo tú. También se refrigeran en sus segundas residencias y se dejan untar su espaldita por su propia pareja, tumbaditos y sonrientes como unos micromachistas más. Mientras, tú estás contando los días que faltan para llegar a final de mes y que no llegue antes el recibo de la luz de tu único piso, no sea que la corten. Acabas de pagar los libros del nuevo curso de la escuela concertada mientras ellos, que apuestan por lo público en todo, ya han matriculado a los nenes en el super colegio privado en el extranjero, o sea.

Y si hay que sentarse en el Luis XV como una diva en declive en sus salones del viejo palacio, pues que se jodan los fachas, que nosotras lo valemos. Y si hay que revisar los pilares del marxismo, pues eso, también.

Garantizado el plan de pensiones, en el peor de los casos siempre quedará el postureo de plató y con un poco de suerte el consejo de administración de alguna hidroeléctrica, aunque te pongan a caldo por ello. Se sigan jodiendo, envidiosos!

Y luego está la gente realmente guapa. Las siluetas exiguas, los estampados floreados, los pies, morenos y descalzos, sobre las tapicerías de seda, los bikinis que jamás se sumergirán ni en las más turquesas de las aguas y esa joyería que se lleva con la naturalidad propia de quien se ha dejado unos pocos euros en el top manta. 

Si no  fuera por la prensa rosa, a ver de qué íbamos a saber qué outfit nos falta en el armario. 

Ladramos, luego cabalgan. Y con esta caló!!! 

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