lunes, 18 de noviembre de 2019

Ese presupuesto es inasumible, amigo.

Parece que el invierno empieza a aporrear con sus nudillos nuestra puerta mediterránea y cada mañana de esta pasada semana, al asomar mi nariz al ventanal del salón, al filo de las seis y media, he comprobado  que el cielo exhibía un aspecto feroz, abigarrado por amenazantes nubes de variadas formas y colores. Solo una leve línea anaranjada se insinuaba en el horizonte; esperanza de que tal vez podría escampar y permitirme volver a deslizar las zapatillas sobre la arcilla roja de la pista de tenis. Apenas se ha dado.

Me enfrento, con más desidia que apetito, a los titulares de prensa digital y he empezado a sustituir el análisis crítico de las mañanas coperas por la fresca música y la ácida y burlona ironía de los chicos informantes de Radio3, (Hoy empieza todo) confortados por la arrogancia que proporciona ser lo que son: jóvenes, deshinibidos y cómo no, progresistas, he de suponer. Están pues de enhorabuena. En principio la intención es reconciliarme con una emisora músical en la que la estridencia de un anuncio comercial -un tractor o un colchón que hablan o que gritan estupideces, que más da- no arruine una buena canción. Casi se obtiene premio. El tiempo en la radio es oro y cuanto más intérprete o grupo musical suene y cuantas más canciones puedan escucharse, mejor. Allí me planto, con el móvil junto a las tostadas y el aceite de oliva virgen extra y el shazam preparado por si hay que recopilar información extra. (para caer de patitas en la trampa, obviamente)

Lo más comentado de la semana fue el abrazo teletubby. Parece empalagosamente tierno y no me queda más remedio que reservar para mí lo que pienso al respecto. Sinceramente empiezo a darme cuenta de que, a partir de ahora, voy a tener que ser mucho más prudente. Paradógicamente no había sentido temor alguno hasta ahora, justo cuando este blog está cumpliendo el sexto aniversario desde su primera entrada, a mi regreso de mi misión asiática. Voy a replantearme muy seriamente aparcarlo, aplacar el ímpetu de mis mosqueos o llenar sus páginas con fotografías de platos de huevos fritos con puntilla y de suculentos pescados o bien con paisajes abruptos nevados o apacibles orillas. Como ya dije en alguna ocasión mi mochila está todavía muy cargada y pesa damasiado como para poder permitirme el lujo de frivolizar con asuntos serios de la actualidad pero sí diré que me temo que el prespuesto que van a empezar a pasar los que estrechan y aplauden ese abrazo es muy elevado. Parece que se ha abierto un plazo de rebajas, un Saldos Arias a lo bestia -a todo fuego- para todos aquellos simpatizantes de lo anti-español y a hasta ahí puedo decir.


El presupuesto de esta obra es inasumible (y lo sabes) y cuando todavía no hemos recibido las primeras facturas, empiezo a sentir un angustioso sudor frío; educación, pensiones, impuestos....











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