lunes, 14 de noviembre de 2016

¡Tengan cuidado ahí dentro!

Como cada mañana el viejo utilitario traquetea sobre el irregular pavimento de adoquines. Todavía en penumbra por la escasa luz del incipiente amanecer, la pequeña plaza soporta un leve tránsito de peatones -la mayor parte de ellos funcionarios- . Como siniestras enredaderas metálicas, los andamios siguen trepando por las fachadas de sus edificios. En el centro, un olivo milenario que luce con elegante esplendor. Contrapunto. La lluvia cumple su papel y coloca la guinda en la escena. ¡La que está cayendo!

El coche se detiene junto a la relojería y se  apagan sus luces. En su interior, las siluetas de dos personas en lo que parece una parada habitual, una charla de café exprés sin taza, sin azúcar, sin cucharilla. Sin café. Solo palabras y alguna risa contenida. No están los tiempos para hacer mucho ruido.

En el asiento de atrás, la advertencia de un veterano sargento de los blues de Hill Street, Sgt. Phil Esterhause. Pasa lista a las 7:30 mientras en la radio recita su retrato de la jornada Luis del Val. Michael Conrad con su camisa impecablemente planchada, sisea suavemente varias veces para llamar su atención. Levanta su indice y con toda la severa parsimonia y gravedad, impuesto el silencio, sugiere:

- Let´s be careful in there.

Al instante. como un azucarillo en ese café caliente, se desvanece su figura del retrovisor. Los ocupantes del coche estrechan sus manos y, con el último chascarrillo, se despiden.
-Ya te diré cosas!

La imagen de todos los días se identificaría fácilmente con un emoticono  que representara el vuelo de una toga. ¿Para cuándo? Ya están tardando los más ingeniosos. Es agobiante, o lo parece. Y preocupante, apostillaría.  Los papeles se detienen y el flujo de wpp,s y sm,s pierde caudal. La administración local está herida y sigue subiendo la fiebre. Es más sonora la alarma que la certeza y gravedad de los hechos; mayor el destello de los flashes -ávidos de retratar celebridades políticas entrando en coches caminito del juzgado- que la probabilidad de cobrar una pieza de caza mayor. El tiempo dirá. ¿justicia asimétrica?, es decir, ¿justicia?

En todas las casas cuecen habas. El pisito de Alcobendas no parece ser un hecho aislado. Hay más pisitos y también en Mallorca. A la que se sacan las uñas -entre ellos- y se disputan su poder, salen trapitos (y pisitos) y vomitan sus miserias, que al parecer tambien, como las meigas, haberlas, haylas.  El orondo violonchelo parece estar también apolillado y el violonchelista que lo maneja no parece ser tan virtuoso. Se acusan de hacer lo que no dicen y de decir lo que no hacen. Y apenas han tocado pelo...

Solo por lo mucho que ha irritado a algunos ya estoy disfrutando de lo lindo con la victoria de Trump.  ¿No querían populismo, no son partidarios de la expresión libre, del pulso de la calle, de la reacción de los descontentos? O acaso exclusivamente de lo que sugiere  su ombligo?



 Dance me to your beauty with a burning violin
dance me through the panic till i'm gathered safely in
touch me with your naked hand or touch me with your glove
dance me to the end of love
dance me to the end of love
dance me to the end of love


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