lunes, 21 de marzo de 2016

F 83








El resto puede también escucharse en la web de la cope. 



El mero hecho de amarrarse uno al volante y esperar a la puerta del colegio a que salgan sus hijas, proporcionarles la merienda, besar su frente y preguntarles sobre su jornada escolar parecen, lo son realmente, tareas domésticas fáciles, rutinarias y que ejecutamos inconscientemente porque forman parte de nuestro plan de actuación diario.



Si mientras se van desarrollando esas actuaciones escuchas de fondo un programa como el que el pasado jueves 17 de marzo nos regaló Ángel Expósito desde la Fragata Numancia de la Armada Española y no te emociona el contenido de las entrevistas realizadas a nuestros ejemplares militares destacados en esa misión, es que algo está fallando o en tu cabeza o en tu corazón. Integrada en la Fuerza Naval de la Unión Europea (Eunavfor MED) la Numancia participa activamente en la Operación Sophia luchando contra el tráfico ilegal de seres humanos frente a las costas de Libia.



Sentí un profundo orgullo como español y como militar al escuchar las palabras de marinos y aviadores, médicos y enfermeros españoles narrando con sencilla naturalidad el contenido de sus tareas domésticas; esas que, por el momento, les están apartando de la merienda y los deberes de sus hijos en España y les llevan a tratar de rescatar del mar a otros niños, otros seres mucho menos afortunados: para ellos no hay panecillo con nocilla ni, desgraciadamente, agenda escolar.



Y emociona mucho más si lo contraponemos al postureo de algunos de nuestros singulares políticos y políticas (cómo manosean esa reiterada discriminación cursi, machaconamente hasta la náusea) que claman por "una sociedad civil desmilitarizada"; esos, esas, que desean arrinconar y pretenden expulsar por extravagantes tics obsoletos a quienes -hemos dados suficientes pruebas- asistimos, con auténtica vocación de servicio y de forma incondicional a auxiliar y rescatar de vergonzantes dramas a los más desprotegidos. 



Acaso creen estos ingenuos gobernantes que el servicio que prestan nuestras Fuerzas Armadas es asumible por alguna otra organización con igual espíritu de sacrificio y dedicación. Creen también que lo llevarían hasta el extremo de llegar a  exponer sus propias vidas y que eso, además,  se aprende en cuatro tardes de presentaciones en power point o con tutoriales del youtube.





A quienes hemos tenido la inmensa fortuna de asistir al izado de nuestra bandera a muchos kilómetros de distancia de la merienda de nocilla de  nuestros hijos, nos hace muy felices escuchar la descripción de un día cualquiera en la misión de la Fragata Numancia hasta el punto de que, si se me permitiera, mañana mismo solicitaba mi embarque. Loco por ir, loco por echar una mano.


Gracias  al programa de Ángel Expósito y a la Cope hemos podido asomarnos en directo, por esa escotilla abierta, a un enriquecedor espectáculo radiofónico y a esa honrosa misión militar.






Curiosamente, desde hace casi treinta años en una pared de mis sucesivos despachos he conservado esta vieja foto de la F83 saliendo, entre Castillos -San Felipe y La Palma-, por la ría de Ferrol para realizar sus pruebas de mar, antes de su entrega a la Armada. 


Alguna tarde yo estuve allí, como mero espectador.




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