lunes, 6 de julio de 2015

Por imperativo legal

Por imperativo legal, callo. Por impedimento legal -mordaza mimeta- debo permanecer en una prudente posición de mutismo y de neutralidad política. Vale, de acuerdo, lo acato. Pero lo cierto es que la actualidad, como la verdad, es muy tozuda y dia sí, día también, tengo que morderme la lengua y atarme los dedos (o usar manoplas de esparto) para no escribir, ni reenviar, ni retuitear las docenas de mensajes, correos, whatsapp,s, tuits que entran en mi móvl o en el pc. Y qué torpe debo ser, pues no siempre lo consigo.

Los resultados de las últimas elecciones han teñido de morado, rojo, naranja y verde el mapa de España y han proliferado una multitud de personajes enfundados  en camisetas con un variado surtido de eslóganes y diatribas populistas, un cuétara de doble bandeja.  Vale, de acuerdo, lo asumo. Como consecuencia de ello, en muchas de las grandes capitales y en casi todas las Comunidades Autonómas, se ha producido el esperado vuelco y los que estaban sentados en los bancos de la oposición;  unos que acaban de llegar y otros, resignados,  que ya habían anunciado su despedida de la politica activa, sabedores de su propia decadencia y escasas opciones, empiezan a ocupar los principales cargos públicos y deberán gobernar (supuestamente) los próximos cuatro años. Vale, de acuerdo, lo acepto. Lo que resulta más  difícil de digerir es la extraordinaria nómina de personajes de la más variada procedencia, de inimaginables indumentarias vistas hasta ahora y de inquietante equipaje intelectual y formativo  y  que aspiran a asumir su responsabilidad al frente de las principales Instituciones (Parlamentos, Gobiernos, Ayuntamientos, Consejerías, Concejalías, etc...) o de áreas dependientes.

De la política de pactos se debe uno esperar cualquier cosa. Especialmente si de lo que se trata es de acorralar a los que han ostentado, democráticamente elegidos,  no lo olvidemos,  la responsabilidad de gobernar desde esas instituciones los anteriores cuatro años (con acierto o sin él y con lo bueno y con lo peor, que de todo ha habido). Existe la creeencia, entre muchos de los ciudadanos con los que comparto mi cotidiana existencia, seres humanos normales,  que los recién llegados nos van a gobernar desde el odio y desde el revanchismo y desde la falta de educación, aseo y decoro, por representar nosotros todo lo contrario a lo que ellos exhiben impúdicamente. Como acertadamente decía Salvador Sostres en uno de sus últimos artículos publicados en El Mundo " LOS SERES humanos normales cumplen su misión y pagan sus facturas y han sido la heroica continuidad del mundo cuando todo se desmoronaba"..."Los seres humanos normales protegemos nuestras supervivencia, nuestros intereses y una idea de felicidad que compartimos con los demás seres humanos normales. Cuando acertamos no alardeamos, porque es una horterada...Si nos equivocamos pedimos perdón. Tenemos un Padrenuestro contra la ira, y contra el rencor, mucha más alegría. Y cuando desfallecemos nos sostiene el viejo gran amor y el apabullante milagro de la vida"

Quizá pueda yo parecer presuntuoso al considerarme a mí mismo como un ser humano normal, pero me identifico literalmente con esa definición (ojo, que no digo que sea dogma de fe y que deba imponerse universalmente; no lo pretendo) pero, por el momento, yo pago mis facturas y creo cumplir mi misión entre otras cosas porque tengo el sentido de la responsabilidad y del compromiso que me inculcaron mis padres y a ellos los suyos, y así sucesivamente. Esa es mi herencia; la recibida y la que trato de transmitir a mi prole.

En estos momentos no puedo explicar a mis hijas porque hay un ¿ser humano? con la falda levantada o un pantalón en los tobillos, meándose en la calle, como muestra de ¿libertad? y que va a ser designada para un  cargo público en el ayuntamiento de una ciudad española. ¿Es esa la nueva política social, la que tanto necesitábamos? ¿Habrá algún ciudadano que siente orgullo por ello?  ¿Qué cabe esperar de esta señora (con perdón) y de la que la ha designado? ¿Necesitamos realmente alforjas para ese viaje a ninguna parte?

Por impedimiento legal, callo. Pero.....ni ciego ni tonto.

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