Eran poco más de las seis de la tarde. Libérrimo Lamechapas se desperezaba agitando compulsivamente sus alas. Un gran plumón desprendido dibujaba piruetas en el aire, al tiempo que iba cayendo blandamente, hasta quedar inmóvil en la moqueta. Mirándolo de soslayo, siguió devorando su bolsa de pipas mientras se reía bobamente ante un capítulo de Benny Hill.
-Tranquilo majete, ya lo has cotizado todo y tienes asegurado el máximo de tu pensión.
Alguien parecía querer chafar la fiesta y osó llamar a la puerta con los nudillos;-¿Se puede?...con permiso - sonó la voz con un indefectible acento colombiano - al tiempo que entraba en el despacho sin esperar respuesta.
Un largo, eterno silencio se interpuso entre ambos. Libérrimo se quedó cuajado, petrificado con un puñado de pipas en su mano, mientras la cáscara de una de ellas quedó a medio camino entre el labio superior y su bigotillo. Siempre creyó que llegaría aquel día.
El extraño visitante se encendió, con mucha parsimonia y similar oficio, un marlboro que sacó de su cajetilla y que en actitud desafiante dejó colgando de la comisura de sus labios mientras aspiraba una profunda calada, elevando chulescamente su barbilla. La penumbra del despacho tan solo permitía apreciar como el humo, dibujando hermosas volutas, se elevaba hacia la oscuridad, para perderse definitivamente en ella. En aquellos tensos momentos, solo se oían las graciejas y risitas procedentes del aparato de televisión, acompañadas de la insufrible banda musical, a toda revolución, del inefable ¿cómico? británico.
- Bien, Libérrimo, ya sabrá el motivo de mi visita, así que dejémonos de presentaciones y preámbulos y vayamos directamente al grano.
- No, Dios mio, debe tratarse de un error. Siempre he tenido un gran respeto por la justicia y siempre he intentado favorecer a cuantos han acudido en demanda de cualquier necesidad. No comprendo el motivo de su presencia......
- Vamos, vamos, padresito no me venga con que qué....no se me arrugue, estese así calladito.
El hombre del cigarrillo introdujo su mano derecha en el bolsillo exterior de su gabardina y con la misma altanería con la que seguía quemando tabaco, sacó un bonito revolver del 38, reluciente y lustroso, con sus cachas de un resplandeciente y blanco nácar.
-Ahorita ustéd y yo vamos a platicar un ratito y ya luego veremos como salimos de todo esto, ¿no le parece, padresito?
El sonido real de la puerta al abrirse bruscamente amortiguó el estruendo del disparo y despertó de su soponcio a Libérrimo. Sobresaltado y con el ritmo cardíaco acelerado se levantó del sillón giratorio con una trágica expresión de angustia.
-Debería dejar el DYC, balbuceó muy alterado.....
....Robby Williams desgranaba en la radio su versión de "Mack the knife"...
"Oh the shark has pretty teeth, dear
And he shows them pearly white
Just a jack knife has MacHeath, dear
And he keeps it out of sight.....
-Tranquilo majete, ya lo has cotizado todo y tienes asegurado el máximo de tu pensión.
Alguien parecía querer chafar la fiesta y osó llamar a la puerta con los nudillos;-¿Se puede?...con permiso - sonó la voz con un indefectible acento colombiano - al tiempo que entraba en el despacho sin esperar respuesta.
Un largo, eterno silencio se interpuso entre ambos. Libérrimo se quedó cuajado, petrificado con un puñado de pipas en su mano, mientras la cáscara de una de ellas quedó a medio camino entre el labio superior y su bigotillo. Siempre creyó que llegaría aquel día.
El extraño visitante se encendió, con mucha parsimonia y similar oficio, un marlboro que sacó de su cajetilla y que en actitud desafiante dejó colgando de la comisura de sus labios mientras aspiraba una profunda calada, elevando chulescamente su barbilla. La penumbra del despacho tan solo permitía apreciar como el humo, dibujando hermosas volutas, se elevaba hacia la oscuridad, para perderse definitivamente en ella. En aquellos tensos momentos, solo se oían las graciejas y risitas procedentes del aparato de televisión, acompañadas de la insufrible banda musical, a toda revolución, del inefable ¿cómico? británico.
- Bien, Libérrimo, ya sabrá el motivo de mi visita, así que dejémonos de presentaciones y preámbulos y vayamos directamente al grano.
- No, Dios mio, debe tratarse de un error. Siempre he tenido un gran respeto por la justicia y siempre he intentado favorecer a cuantos han acudido en demanda de cualquier necesidad. No comprendo el motivo de su presencia......
- Vamos, vamos, padresito no me venga con que qué....no se me arrugue, estese así calladito.
El hombre del cigarrillo introdujo su mano derecha en el bolsillo exterior de su gabardina y con la misma altanería con la que seguía quemando tabaco, sacó un bonito revolver del 38, reluciente y lustroso, con sus cachas de un resplandeciente y blanco nácar.
-Ahorita ustéd y yo vamos a platicar un ratito y ya luego veremos como salimos de todo esto, ¿no le parece, padresito?
El sonido real de la puerta al abrirse bruscamente amortiguó el estruendo del disparo y despertó de su soponcio a Libérrimo. Sobresaltado y con el ritmo cardíaco acelerado se levantó del sillón giratorio con una trágica expresión de angustia.
-Debería dejar el DYC, balbuceó muy alterado.....
....Robby Williams desgranaba en la radio su versión de "Mack the knife"...
"Oh the shark has pretty teeth, dear
And he shows them pearly white
Just a jack knife has MacHeath, dear
And he keeps it out of sight.....
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