lunes, 5 de julio de 2021

Arrastrados por el lodo

A las fotos fijas les acompañan los pies que se les quiera dar. Una imagen en movimiento puede resultar más incómoda porque suele ser suficientemente elocuente y veraz, habla por sí sola salvo que se manipule. Llevamos más de tres años viendo fotos fijas con sus respectivos pies en las que nos quieren hacer ver lo que no es. Por contra, todas las imágenes en movimiento de todo lo que está pasando no necesita ni explicación ni pie de foto. Es evidente.

Desde que me sacaron del quirófano, mayo 2018, he llegado a pensar que toda esta nebulosa es la secuela de la anestesia, una pesadilla de la cual no he logrado despertarme. Vamos que me pellizco todos los días antes de poner pie en tierra. Él se apretó los güisquis y al resto de españoles nos ha zurrado la resaca. (no a todos, porque hay muchos que están encantados con las groseras costuras del monstruo de frankenstein que zurcieron, entre todos, los que competían en las olimpiadas del odio a todo lo español).

Y así nos va. Así nos está yendo y no hace falta ser muy listo para saber cómo va a acabar todo. Aunque nos llamen agoreros o apocalípticos los amigos, simpatizantes y demás parientes, los reformistas-progesistas-feministas-ecosoberanistas-indepes-kaleborrokas y demás especies de esta nueva versión de la democracia 2.0 de la demolición del Estado de Derecho, de la España post-constitucionalista, de la aniquilación del sistema, del descrédito de las Instituciones, del negacionismo práctico de la separación de poderes, de la burla a la Justicia y de la negación del Derecho.

La imagen, con su pie de foto, es de sonrisas y armonía. Así se vende. La realidad, la imagen en movimiento es la de una demolición controlada (o no). Es ese vídeo de la voladura de un inmueble de grandes dimensiones, con muchos siglos de gloria a sus espaldas, el día más gris de su historia. Una polvareda mediática, convenientemente engrasada e interesada, impedirá la visión clara del desmoronamiento físico del sistema. Quedarán luego los cascotes y tras las aguas torrenciales quedará todo cubierto por un espeso lodo donde se arrastrará el resto de dignidad de todo un pueblo, para mayor gloria de sus enemigos, triunfantes y victoriosos.

No he encontrado nada más adecuado para reflejar la sensación de "final de todo" que pesa en mi apreciación de la actualidad de mi país, de mi Patria. ¿O solamente va a resultar legítimo sentirse patriota de las nuevas banderas? Insisto, habrá quien no lo vea así, pero me consta por lo que conozco de muchos de mis amigos y conocidos y por el contenido de las redes sociales, que la inquietud es ampliamente compartida por muchos ciudadanos españoles: Ahí va el cantito de la semana

1 comentario:

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