Conozco a un montón de personas -amigos y algún familiar- que viven permanentemente en modo avión. Y en el fondo les envidio. En cuanto tienes una urgencia doméstica, personal o profesional e intentas contactar con esa persona, el indicador de estado de su guasap te informa de que está fuera de línea. Y ya te puedes dejar los dedos en la pantallita de tu móvil que nunca aparece el doble click azul de recepción y lectura de tu mensaje.
Me citan a tenis a primera hora. Yo, claro, por supuestísimo, acudo. Todavía no son las nueve de la mañana y, ese día, por conveniencia de mi contrincante quedo a esa hora. Es sábado, ha llovido por la noche y aún chispea levemente. Llego al club. El portero me mira con expresión de incredulidad total. Algunas pistas están encharcadas y otras, afortunadamente, permanecen en condiciones de poder jugarse en ellas. Es el momento adecuado para contactar con el rival y decidir si jugamos o no o si cambiamos de pista. Primer mensaje de wpp; no señal. Segundo, tercero....no señal. Conozco los amplios márgenes de libertad e independencia de medios y redes sociales de mi amigo y rival. Espero un poquito mientras gestiono por mi cuenta y ya sin esperar conciliación de criterios el cambio de pista. Vuelvo al guasap y seguimos sin respuesta, tampoco de sms,s... Paseo como un novio plantado a la puerta de la Iglesia, alrededor del coche en un aparcamiento vacío y el portero me observa como si yo estuviera loco....sigue sin recibirse indicio alguno de recepción y lectura de mis mensajes. Unos retorcidos y morados nubarrones componen el cielo.
Llamo por teléfono. Ya pasan unos largos minutos de las nueve; hora desde la que deberíamos estar ya jugando. "el teléfono marcado se encuentra apagado o fuera de cobertura en estos momentos".....Me iría pero es que ya me he cambiado y empiezo a padecer ansia viva por jugar; estoy enfermo de tenis y no me da la gana de volver a casa sin haberme dejado la piel en esa pista de tierra batida que me mira con ojos golosetes y me reta a entrar en ella y pisotearla con mis zapatillas blancas relucientes y pendientes de ensuciarse con la roja arcilla de su superficie.
Vuelvo a llamar y esta vez tengo suerte. Una voz de edredón suena al otro lado de la línea.
- Joder, tío, es que vives en modo avión - le espeto sin miramientos.....en modo avión!!!!
Messi también vive en modo avión el setenta por ciento del tiempo reglamentario de los partidos de fútbol. Podría salir al campo con un telefonito y guasapear son sus colegas de aquí y de allá, consultar su facebook y colgar fotos de sus marcadores y del entrenador rival en el instagram desde el propio terreno de juego hasta que vuelve a conectarse a la red con su teléfono de jugar, 4G, toma la pelotita y empieza a gambetear por el centro, en diagonal hasta la portería y con el put que calza su pie izquierdo hacer que el balón bese la red suavemente, por el ladito izquierdo, por el lateral, junto al poste, muy sutilmente, como si el portero y su línea defensiva estuvieran, estos sí, permanentemente en modo avión.
Yo, también me pongo en modo avión, a veces. Me coloco frente al mar, dejo que la brisa de la orilla penetre en mis pulmones y que la piel de este otoño que empieza a vestirnos la vida no me prive de un buen chapuzón de final de septiembre.
Yo, también me pongo en modo avión, a veces. Me coloco frente al mar, dejo que la brisa de la orilla penetre en mis pulmones y que la piel de este otoño que empieza a vestirnos la vida no me prive de un buen chapuzón de final de septiembre.