Quiero
hacer
contigo
lo
que la primavera hace con los cerezos
Pablo
Neruda.
En pulcra y esmerada mayúscula, escrito con tiza blanca sobre el asfalto, de lado a
lado y en todo el ancho de la calle. Apenas despunta el alba y por tanto
confundido en su penumbra, a la salida del colegio, tras dejar en él a mi hija
mayor, todos los días reparo en algo escrito en el suelo, bajo los
faros del coche. A esta hora pocos alumnos acceden todavía por esa
puerta. Siempre, si acaso, la misma chiquilla de andares pesados, cuesta
arriba, sola en su rutina, con la mochila clavada en su espalda.
Todos los días lo
veo pero me falta tiempo para leerlo. Además está escrito en sentido contrario
a mi marcha, lo que me obligaría a detener mi vehículo.
El jueves leí la
primera palabra de la primera línea; "QUIERO...
Se asemeja a
esas pintadas sobre el asfalto que figuran en los finales de etapa en alto de
las grandes pruebas ciclistas y que tratan de animar a los reyes de la montaña,
espoleados, además, por esos tipos cansinos que -torso desnudo o disfrazados de
batman o de conejito duracell- agitan todo tipo de banderas mientras
corren de espaldas y cuesta arriba, también, junto al sufrido pedalista.
Es zona de
grafitis y de grafiteros de madrugada -gatos Silvestres, negros de panza blanca, de callejón-, de
muchachos de litrona y de cena en el mçdonalds de esa misma calle. Muchos lunes
encuentro mil pedacitos de cristal de botellas de ginebra o de whisky
estrellados contra los muros ensuciados con multitud de espantosos dibujos -no
exentos de cierta calidad algunos, justo es reconocerlo- y eslóganes
pseudo-revolucionarios.
Los leen y los
padecen alumnos, padres y madres del colegio porque se exhiben impúdicamente y
nadie los borra. Algunos, la mayoría, podrían resultar ciertamente ofensivos
pero ahí siguen.
El viernes pasado
logré hurtarle dos minutos a esa etapa diaria de casa al despacho con meta volante en el cole. Detuve el coche y, sin bajarme de él, leí el resto y quedé gratamente sorprendido. Lo escribiría un azorado
adolescente dedicándoselo, supongo, a su adolescente amada y lo leeremos cada día otras cientos
de personas pero solamente ella, al verlo, se arrobará en su propia congoja sabiéndose
destinataria de ese pequeño verso en tiza blanca hasta que, tal vez en otoño, desvanecido ese amor se lleve la fina lluvia su pintada.
Frente a la
ponzoña en la que la corrupción y un cierto odio revanchista han convertido nuestra charca, no todo está
perdido. Y si un joven arrebatado me hace regresar a los 20 poemas de
amor y una canción desesperada de Pablo Neruda, aunque sea por un
instante, lograré apartarme de esa insufrible cantinela diaria. Gracias,
chaval.
Glory
days
Viene
Bruce Springsteen a España y actuará en Barcelona y en Madrid. Lo hemos sabido
la misma semana en que volvía una veterana celebrity política de Baleares a los Juzgados de Palma a cerrar sus pactos con
la Fiscalía (¿por qué? ¿es eso decente?) y ella misma lo ha reconocido a la salida. "He tenido días
mejores". Hace más de veinticinco años la vi un día al volante de su
flamante cabrio rojo, atusándose su larga melena, coqueteando ya con el
poder. En otra ocasión la vi entrar en una de sus tiendas favoritas de la calle Serrano de Madrid. Oh! aquellos sus glory days (que ya no volverán)
A la
edad, tal vez, en que las mujeres más que nunca necesitan dedicar el tiempo a sí mismas
porque la piel perdió ya tersura y más se desnudan los años en rostro, cuello, manos..... lo dice escuetamente: "estoy viva y estoy presa"
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