lunes, 18 de enero de 2016

El mundo en un muro de píxeles

La ventaja principal del kiosko digital es la facilidad y rapidez con la que se puede echar un vistazo, en minutos, a lo que ocurre o ha ocurrido en el mundo en apenas seis o siete horas. Esas son las que, por dormir o al menos intentarlo, permanezco desconectado del aparatito electrónico de turno; tableta, móvil, pc, etc...

Y como desde las siete de la oscura mañana ya ando con el dedo en el ratón (del ordenador) empiezo a abrir páginas de diarios digitales; titulares principales, artículos de opinión, algún que otro blog y por añadidura y una vez satisfecha la curiosidad de la pura actualidad, el chascarrillo: esa curiosidad morbosa que atrae mi atención con una imagen o un pie de foto llamativo: el médico ruso de urgencias que con brutal contundencia se lía a puñetazos  con dos pacientes (motivos tenía, parece). Esperemos que no lo fichen en ningún servicio público de salud para acabar con las listas de espera. También pudiera haberse mostrado contrariado al comprobar que los pacientes pertenecían a cierto colectivo y que pretendian asistencia con su tarjeta de compañía concertada. Alerta!!!

Durante las últimas semanas -prácticamente desde la publicación del escrutinio definitivo de las pasadas elecciones- despierta mi curiosidad el variado tono y sentido que, algunos líderes políticos -tal vez cuanto menos motivos tienen, mas ufanos se muestran- dan al resultado final y se arrogan para sí el dudoso poder de convicción sobre su propia valoración del mismo. Interpretan -ex-cátedra- que el pueblo ha decidido de forma clara que es a ellos  a quienes correponde asumir la tarea de regir nuestro destino durante los larguísimos próximos cuatro años, (me dice Magdalena R. que tiene ya el orfidal suficiente para echarse a dormir todo este tiempo) porque aún no habiendo obtenido ningún partido mayoría suficiente para hacerlo en exclusiva, está clara la voluntad popular. Tócate el pie, Marifé! Vamos, es como si nos hubiéramos puesto de acuerdo un vecino de Almagro, otro de Utrera, otros dos de Padrón, una señora de Calasparra y así hasta cerca de  veintitres millones de electores y un servidor, en que ningún partido obtuviera esa anhelada mayoría. No, no, lo que queremos todos, lo ven clarísimo, es que el resultado esté muy apretadito para que cualquier perdedor pueda autoproclamarse ganador y chulear delante de cámaras, micrófonos y demás medios. Si eso no es tomarnos por auténticos imbéciles, que baje Dios y lo vea.

El pasado miércoles la prensa digital y la radio me proporcionaron imágenes y actuaciones suficientes como para escribir, ya ese mismo día, más de un post. Entre la mordaza verde oliva y la inteligente y audaz pluma de especialistas mucho más capacitados, preferí seguir mordiéndome las uñas. No obstante no puedo resistirme a la tentación de referirme a esa jornada de estreno del nuevo hemicirco (el riesgo de no plasmar palabros es que alguien lo publique antes, como así ha sido) como la escenificación de la mayor cantidad de imágenes insólitas -algunas vergonzantes para la inteligencia- en la historia de nuestra joven democracia.


A los que ya afeitamos canas, que nos vengan ahora con esa explosión de ocurrencias, extravagancias y payasadas no puede dejarnos muy satisfechos con el camino andadado. Decía, entre otras cosas en mi última entrada, que mi mujer tuvo que destetar prematuramente a sus dos hijas para seguir trabajando. Y no me la imagino pasando minibares por el pasillo del MD ni haciendo la demo del chaleco salvavidas con una churumbela colgada de su teta ni al comandante del avión, soltando los cuernos para sujetar en su regazo a la niña mientras le hacía carantoñas y pedorretas. ¿A que no, Chito? Ella no pudo elegir entre frivolizar con el bebé lactante y su puesto de trabajo y, así, nuestro compromiso paterno-filial empezó a generar, muy gustosamente abonado, el precio de la guarderías. Para eso estaba el sacaleches -solo el nombre ya es suficientemente chirriante como para frivolizar con este tema- Y a esta señora le sale gratis la guarderia y tiene medios suficientes como para contratar a una mucama que le recoja al nene a la salida del hemicirco. Qué hipocresía mas grande y qué insulto a la inteligencia. Seguro que todas las mineras, bomberas, médicos, guardias, policías y vendedoras y comerciales por cuenta ajena o autónomas gozan de sus mismos privilegios; seguro!

Me parece insultante para todas las madres trabajadoras  y padres  que hemos tenido que hacer malabarismos de todo tipo para conciliar trabajo y familia -qué gran cosa- y con menos posibilidades para que a estas alturas vengan a darnos lecciones de este tipo.

Si Pedro Rodriguez, Jaime Capmany, Francisco Umbral o Luis Carandell, entre otros, levantaran la cabeza y vieran en lo que se ha convertido el Congreso de los Diputados....En eso seguro, incluso ellos, con sus plumas estilográficas de fina esgrima,  se iban a poner de acuerdo.

Viernes

En mi fogón casero, una exquisita corvina tostada por fuera y tierna y jugosa en su interior acompañada de un sencillo Vizhoja nos aporta la paz espiritual y el encuentro con la excelencia gastronómica en una semana para olvidar.  Deliciosa, según parece,  en boca de mis ilustres comensales. Gracias, aunque el halago debilita, siempre es de acradecer.

Repetiré ¿alguien se apunta?

1 comentario:

  1. Me apunto a la corvina, y a la valoración que haces del hemicirco. No sólo es un insulto a las mujeres trabajadoras, es muestra de que determinados personajes, cuando alcanzan un estatus sienten rápidamente que las normas no son para ellos. Están por encima. Pronto empiezan.

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