No, no creo que baste con ello. La expresión "querer es poder", en un plano meramente teórico, queda muy bien. Pero está claro que, para que eso sea posible, además de la capacidad y de la voluntad, se necesita un ingrediente imprescindible, basado en el conocimiento y que se adquiere exclusivamente con el esfuerzo; el saber.
Como ya he comentado en anteriores entradas y por motivos de exigencias del guión diario en mi ámbito familiar, llevo mucho tiempo enseñando a mis hijas que podemos aprenderlo todo, pero sólo si, además, queremos. No debemos olvidarnos de ninguna de esas tres piedrecitas con las que, metafóricamente, vengo jugando, especialmente, para superar pequeñas dificultades que pueden darse, en ocasiones, en el proceso de maduración intelectual y que vienen definidas en un diagnóstico en acrónimo, con múltiples consonantes y alguna vocal. Nuestro lema de actuación es:
Quiero, sé, puedo
Como en sí mismas, aquellas dificultades atañen especialmente a la falta de resistencia a un esfuerzo intelectual prolongado, cuando por fatiga se cierra su puerta de entrada, el conocimiento no acaba de llegar y el proceso de aprendizaje se colapsa y genera una corriente de fustración que lleva indefectiblemente a la crispación y ya la hemos liado. En ese punto, lo indicado teóricamente, es elevar la autoestima y la confianza en uno mismo....pero con espumajos en la comisura de los labios, afónico y despelujado pierdo mucha credibilidad, así que primero de todo conviene sobrepasar la distancia corta y encomendarnos directamente al abrazo y a una buena dosis de sinceras palmaditas en la espalda. Mejor cuatro lágrimas que dos (tiene el llanto un efecto balsámico inmediato) y vuelta a empezar. A partir de ese momento añado una nueva exigencia; para aprender, lo mejor es estar de buen humor y sonriente. Qué nefasto aquel otro lema: "la letra, con sangre entra". Y así llevamos....
Como por defecto de mi insomnio caprichoso me paso muchas horas nocturnas escuchando la radio, me he hecho adicto a una emisora que genera posiciones encontradas en mi propio pensamiento y por ende, ciertas contradicciones difíciles de explicar respecto de temas muy candentes y de vigente actualidad. Hablo de Catalunya Radio. En el momento de tomar el sueño, no hay problema. Antes de la medianoche, ya en la cama, el debate es deportivo y monocolor y en este punto estamos casi totalmente de acuerdo; Visca el Barça! y se acabó. (y además, me duermo) En la madrugada cambio el dial, me acerco a Ondacero y me desternillo con el Salas y su tropa hasta el punto de que, a veces, me cuesta despegarme el auricular para retomar el sueño y no quedarme enganchado escuchando las diversas secciones de su programa y su excelente música.
El punto crítico aparece los fines de semana. Sábados y domingos vuelvo a Cataluña Radio y a la hora en que habitualmente me levanto, de lunes a viernes, sintonizo el programa Mans, que trata de recoger, con un acento humorístico suave, muestras variadas de cultura, folclore y gastronomía catalanas. Ameno y poco transgresor, si pasas por alto el grado de implicación que lleva intrínsecamente toda radio y manifestación mediática y de opinión políticamente correcta con la "causa catalana". Me evoca, con sus retratos, recuerdos de niñez, de los viajes familiares por todas las comarcas de la geografía catalana. Lo adornan además, con excelentes interpretaciones de coblas para sardanas, clásicas y actuales, que aunque alguno pueda no entenderlo, me gustan. Poca gente sabe que nada menos que Strawinsky era un enamorado de las sardanas y que incluso se atrevió a escribir una partitura para una de ellas. Al parecer era un entusiasta del sonido del flabiol y la tenora. El año pasado eran muchos los sábados y domingos que escuchaba este programa por internet, en mi despacho de Afganistán y a Sheragan, el limpiador de las oficinas de la SEA, le gustaban también, aunque luego prefiriera a Shakira, "en rubio" como el decía y no "de morena", como si por el sonido pudiera advertirse el color de su pelo).
El pasado sábado, en el "Suplement", ya a partir de las 8 de la mañana, Silvia Cóppulo entrevistaba a una de las eurodiputadas electas del partido "Podemos" sobre asuntos relativos a su irrupción en el mapa electoral español y a algunas de sus propuestas de su ideario político y su punto de vista respecto de asuntos de interés social, político, autonómico, etc. Un sudor frio recorrió mi espalda al escucharla y valorar, a partir de ese punto, el apoyo popular que ha recibido esta candidatura y el que pueda recibir en breve, en las próximas elecciones generales en España. No he sabido encontrar la plasmación de ese ideario en un programa de partido que recoja consideraciones serias a cuestiones tan importantes como la propia estructura del Estado, de la sanidad pública, de la educación, de la justicia, de la seguridad ciudadana, de las infraestructuras. etc.
Quería alejarme de los malos presagios que perturbaban mi conciencia y descolgarme el pinganillo, pero a continuación tratan de entrevistar a un representante de la plataforma de Can Vies, "el centro cívico autogestionado" del barrio de Sans de Barcelona. El sonido es inaudible debido al eco de sirenas, gritos y golpes de fondo. Con todo, ese ruido era mucho menos molesto que las perlitas que salían de la boca del entrevistado. (y de la reproducción de las manifestaciones del alcalde....)
El grado de indignación de muchos de los contertulios del programa, insisto, todos muy política y socialmente implicados en la causa catalana, al escuchar tantas sandeces e insultos a la inteligencia, produjo cierto alivio en mi sensación de pesadumbre y desarme moral.
Queda por ver a dónde va a llegar todo esto, De momento, además de querer y de poder, hay que saber y no parece que esta gente sepa muy bien cómo hay que afrontar este futuro que está llamando a nuestra puerta y no viene a por nosotros, viene a por nuestros hijos.
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